Scott McClellan, portavoz del presidente de los Estados Unidos entre 2003 y 2006, siete años en el círculo mas próximo de George Bush para quien trabajaba ya cuando era gobernador en Texas se ha salido del tiesto para insinuar que las goteras –esas informaciones a priori secretas que han llegado a los medios de comunicación, y que en algún caso han valido condenas de cárcel e indultos a quienes como Libby actuaban de mano derecha del vicepresidente- las goteras de dar a conocer nombres de espías o información con sello top secret han sido responsabilidad directa de sus jefes superiores… El presidente, el vicepresidente o sus jefes de gabinete están salpicados por esta afirmación de McClellan que puede costarles mas de un disgusto si como puede ocurrir la justicia les pide responsabilidades.(()) Scoot McClellan que hablaba esta semana con Larry King en la CNN para reclamar la verdad como tarea principal de cualquier portavoz presidencial que se precie. McClellan ha escrito un libro que ya está dando mucho que hablar aunque su publicación está anunciada para el mes de abril del año próximo. What happened –¿Qué pasó?, titulo del libro- puede ser la bomba si -como parece que en el se escribe- Bush, Cheney, Clark y compañía engañaban a quienes estaban a su alrededor, les hacían buscar al infiltrado, mientras ellos jugaban con vender fuego a sus amigos al utilizar información confidencial y secreta para desacreditar a quienes criticaban su política compasiva.
SORPRESAS QUE DA LA VIDA
Scott McClellan se habia pasado tres años como portavoz del presidente de los Estados Unidos y George Bush era el primero en despedirlo en los jardines de la casa blanca con bombo y platillo, en imágenes inmortalizadas por fotografos y cámaras de televisión. McClellan se puso luego a trabajar como asesor en una compañía privada de comunicación. Sus ratos lbres –desde el 2006- los ha dedicado a escribir un libro en el que –queriendo o sin querer- tira de la manta. Confiesa que le engañaron, que el presidente le dijo que era esa voz que esperaba defendiera su inocencia en las goteras que desde la Casa Blanca habían identificado a una mujer como agente de la CIA, algo muy serio que luego llego a costarle pena de carcel e indulto presidencial al que fuera mano derecha del vicerpesidfente Cheney. Ahora Scott McClellan, de buena familia tejana y llegado a Washington de la mano del que fuera gobernador de aquel estado, quiere dejar las cosas en su sitio.(()) A Larry King le decia que la verdad es lo primero, y en su libro What Happend -¿Que pasó?- está dispuesto a contar el próximo abril que las filtraciones interesadas de documentos secretos no tuvieron mas autores que George Bush, presidente, Richard Cheney, vicepresidente, y Andrew Card, entonces jefe de gabinete. Lo que pueda hacer la Justicia es ya otra historia que empezará a contarse si el ex portavoz McClellan es capaz de ratificar sus denuncias ante un fiscal especial y un gran jurado.
Scott McClellan se habia pasado tres años como portavoz del presidente de los Estados Unidos y George Bush era el primero en despedirlo en los jardines de la casa blanca con bombo y platillo, en imágenes inmortalizadas por fotografos y cámaras de televisión. McClellan se puso luego a trabajar como asesor en una compañía privada de comunicación. Sus ratos lbres –desde el 2006- los ha dedicado a escribir un libro en el que –queriendo o sin querer- tira de la manta. Confiesa que le engañaron, que el presidente le dijo que era esa voz que esperaba defendiera su inocencia en las goteras que desde la Casa Blanca habían identificado a una mujer como agente de la CIA, algo muy serio que luego llego a costarle pena de carcel e indulto presidencial al que fuera mano derecha del vicerpesidfente Cheney. Ahora Scott McClellan, de buena familia tejana y llegado a Washington de la mano del que fuera gobernador de aquel estado, quiere dejar las cosas en su sitio.(()) A Larry King le decia que la verdad es lo primero, y en su libro What Happend -¿Que pasó?- está dispuesto a contar el próximo abril que las filtraciones interesadas de documentos secretos no tuvieron mas autores que George Bush, presidente, Richard Cheney, vicepresidente, y Andrew Card, entonces jefe de gabinete. Lo que pueda hacer la Justicia es ya otra historia que empezará a contarse si el ex portavoz McClellan es capaz de ratificar sus denuncias ante un fiscal especial y un gran jurado.
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