sábado, 21 de noviembre de 2009

Esther, la sonrisa



Es ley de vida, pero a la muerte de tus seres queridos no hay nunca manera de acostumbrarse. Caen bombas cada vez más cerca, me decía un buen amigo no hace muchos años. Ahora sé que no son bromas, que la vida pasa en un suspiro y que la gente buena tampoco tiene patente de corso. Esther ha dicho basta por primera y última vez en su vida el mismo día que cumplía 80 años. Basta, tía, basta... Basta, por ahora, basta de ver tu sonrisa, tu eterna sonrisa. Basta de buscar aire, aire por el que has luchado estos últimos años. Basta de ser como solo tú eras. Viuda, madre, abuela, tía... y Revillina para explicarlo casi todo. Te has ganado a pulso, tía Esther, el descanso eterno. Nos dejas el ejemplo, los recuerdos, la memoria. Aquel ir y venir de la mano de Enrique, tu mejor abogado. Aquella primera vez que escuché como el cáncer se puede llevar a quienes más quieres. Las Navidades en la calle Postas con mis primos pequeños porque de mayores algunos se fueron antes de tiempo. Los veranos y el teatro en vuesta casa de Lavecilla. El descubrimiento de que la carne de caballo era un exquisito desayuno. Las tertulias en las diferentes casas viejas de Astorga que tu sola convertías en museos. Las visitas siempre gozosas para darte un achuchón estos últimos años en León. La última vez que comimos juntos y mirándonos a los ojos en el Restaurante Luniega. La mano, esa mano que me apretaba y me decía todo cuando la enfermedad te obligó a estar mas callada que de costumbre. Basta, tía, basta porque me queda tambien tu último mensaje. Este pasado verano hablabas ya solo con los dedos. Tus hijas te habian enseñado su particular lenguaje de los signos. Me apretabas con tu mano mi mano. Sostenías en la otra, la esquela recordatorio de tu hermano recién fallecido. Decías sí con el dedo indice. Sabías decirlo tambien hasta en silencio. Sabías y has sabido decirlo siempre: la vida es de quienes saben reir y levantarse siempre -pase lo que pase- con una sonrisa en los labios. Que difícil, pero contigo hemos sabido y aprendido a que no es imposible.

martes, 17 de noviembre de 2009

El aire, la solución

Los chicos de la Coca Cola han invitado a un amigo mío a dirigirse a sus más altos directivos. Es curioso, el encargo es en la estadounidense ciudad de Atlanta y tan solo a dos semanas vista. La idea pasa por inyectar en los más altos ejecutivos de la bebida de las burbujas un nuevo manual de resistencia. Coca Cola busca ideas. Necesita de nuevos elementos para mantener en alto su pabellón. No es nada nuevo. Pasa siempre en los negocios. Las mejores empresas saben de cómo hay que renovarse o morir. Coca Cola no iba a ser la excepción. Hace más de cien años, mi familia política tuvo en España una oferta parecida. No había que hablar, entonces se trataba de vender. Había que introducir la que luego fue bautizada como la chispa de la vida en la soleada piel de toro. Fueron primero a Cataluña en busca de representantes. Y allí se toparon con el bueno de un Riu para decirles eso que saben decir los buenos comerciantes. Primero ver y luego vender. Así empezó una historia que este fín de semana me ha recordado quien ahora llaman un empresario emprendedor. La idea del antepasado familiar era de puro perogrullo. Cuando le abrieron una botella y probó el jarabe solo le vino a la cabeza una respuesta. Esto, señores, es como nuestra zarzaparrilla pero en malo. Gracias por su tiempo y por donde han entrado pueden salir con todos mis respetos. El tatarabuelo de mi esposa se quedó tan ancho como todo un caballero. Murió rico y dejando buena herencia a una saga que no tardó en dilapidar toda su fortuna. No fue la guerra, que tambien, fueron los malos negocios y seguramente la ausencia de la Coca Cola quien privó a sus descendientes de hacer pingües beneficios. Eran otros tiempos aunque las consecuencias pueden ser las mismas. Si aquel Riu hubiese aceptado en quince minutos la propuesta que ahora en minuto y medio aceptó mi amigo otro gallo le hubiera cantado. Coca Cola España no sé si sería lo que es ahora. Lo que sí es verdad es que los ejecutivos de Coca Cola USA van a flipar en colores. Mi amigo, otro español que triunfa en los Estados Unidos, se ha sacado de la chistera una ponencia extraordinaria. No es nueva, la repite siempre que le pagan. Es original y llamativa. No hay quien pueda permitirse el placer de llevarle la contraria. El futuro -es la idea base de su ponencia- el futuro está en el aire. Así, como quien no quiere la cosa. Una idea tan original que, por elemental y sencilla, levanta oleadas de pasión y riadas de admiradores. El aire, señores, el aire es lo que tocamos todos, lo que bebemos, lo que separa su botella del consumidor, lo que tiene que cruzar el líquido elemento hasta llegar a la boca del cliente potencial. A ver si se enteran. El aire es la solución, la panacea, el futuro con el que arreglar crisis y problemas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

España en parabólica

Vender la imagen de España es solo cuestión de los españoles y de sus medios de comunicación. Hay que reconocer que los satélites han acabado haciendo saltar por los aires todas las fronteras. No hay que ser muy listo para entender que todo puede pasar delante de nuestros ojos en vivo y en directo. Es lógico que en los Estados Unidos y hasta en sus antípodas vean como el Alcorcón se merienda a un histórico que llaman Real Madrid. Todo es normal, hasta que casi a la misma hora, otros prefieran seguir el duelo con el que Barack Obama despedía a sus soldados en el cuartel tejano de Fort Hood. La idea es que vivimos en un mundo globalizado aunque a veces nos cueste comprederlo y llevarlo a la práctica. Escribir en Madrid para ser escuchado y entendido en Pakistán ni es fácil ni debe resultar sencillo. Contar cada noche lo que pasa en mi país a ciudadanos españoles que viven en el extranjero quiero pensar que resulta complicado. No digo nada si además hay que contárselo a gentes de buena fe. Turistas del mañana o espias del presente. Hasta diplomáticos del mundo que ahora se rien cuando sus colegas españoles comentan que desde su Ministerio les ham prohibido participar en programas tan peligrosos como Españoles en el Mundo. Informar, como hacian en La noche en 24 horas siempre ha sido una tarea más complicada de lo que algunos se piensan. Ponerse delante de una cámara y decir que en España estan buscando una ingenieria político jurídico diplomática para resolver el secuestro de un barco pesquero es de nota. Seguir hablando de lo mal que está el patio en materia económica pone los pelos de punta. Dejar que un político hable de política y corrupción es un órdago a la grande. Escuchar a los teóricos expertos sus reflexiones en voz alta puede llegar a poner el alma en un puño. Todo es manifiestamente mejorable, pero la soluión llega antes de un minuto. Un concejal de Granada de apellido Moral explica cómo a las putas van a trasladarlas a un lugar más propicio para que sigan ejerciendo la profesión más antigua del mundo. Mi amigo Pepe Hervás lee las portadas de los periódicos. Escucho que en la primera página de Público dicen lo que RTVE ha callado hasta ese momento. Luis Fernández presentará su dimisión como director general de la Casa el próximo viernes. Sin comentarios, para qué además. Y yo en la camita, escuchando a Vicente Vallés con muchas horas de retraso y gracias a la parabólica. Me voy a dormir, pero todavía hay que contar y vender cómo es España y los españoles. No estoy grabando, no estoy dormido, pero Hervás lee en La razón cómo la Junta de Extremadura ha montado talleres gratuitos para enseñar a masturbarse a los jovenes. Discriminación. Dicen jóvenes y no jóvanas y jóvenes como gustan repetir quienes hablan de ministras y de ministros. Que falta de corección, que falta de talante... Ahora, el slogan me ha encantado: El placer está en tus manos. Y luego y como última imagen un homenaje al aniversario de Barrio Sesamo con Epi y Blas y hasta con la rana Gustavo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Nidal Hasan, por qué

Una pregunta siempre necesita de respuestas. Es lo mejor, siempre debiera buscarse más de una explicación para una sola pregunta. Ya sé, esto no es verdad pero me gustaría que lo fuese. Hay situaciones que una pregunta no puede nunca dejar de tener respuestas diferentes. Hace setenta y dos horas, en la base militar estadounidense de Fort Hoot (Texas) hubo un tiroteo. Hasta el día de hoy, la pregunta sigue siendo la misma. Nidal Hasan tiene que dar una explicación a su locura. Todos la esperan, incluso los faniliares y amigos de sus trece víctimas. Los medios de comunicación escarban detalles y hasta hacen gráficos sugestivos de la que hasta ahora fue la vida y milagros de Hasan. Nadie puede pasar por alto su estado mental y su condición religiosa. Los debates abiertos entre ilustres personajes del mundo militar, la política y los siempre incondicionales opinantes muestran una radiografía de las diferentes escalas de la tragedia. Sorprenden algunas palabras y más algunos silencios. Hay un denominador común a la hora de buscar explicaciones a la tragedia. El trauma de la guerra es parte de esas muchas repuestas que se buscan para la pregunta. Siempre lo mismo. Las formas son siempre importantes a la hora de presentar los detalles. Idiosincracia estadounidense obliga. Hablar de musulmanes en el ejercito y en el país que todavía vive con las banderas a media asta y que espera funerales de estado el martes próximo no está bien visto. El detalle no es baladí. La última aportación sobre esta materia hay que buscarla en ese gran archivo de la memoria que es internet. La página esta fechada poco después de los atentados del 2001. Nada se dice allí de cuantos musulmanes hay en el ejercito estadounidense. Menos mal, porque todos los musulmanes que hay en el ejercito son ciudadanos de este país como Nidal Hasan. Militares profesionales que se ocupan de ir a la guerra o de tratar los traumas que la guerra provoca en sus conciencias. Hasta aquí nada anormal pero hay más. Muchos militares, como Hasan, deben al ejercito su carrera y su formación. A Hasan le pagaron su graduación en la tristemente famosa Universidad de Virginia Tech. Había trabajado en Washington DC antes de ser trasladado a Texas. Vivía cerca de Fort Hoot donde ahora los investigadores escarban en su vida. Todos quieren saber más y es entoncés cuando surgen las preguntas. La locura de Hasan se convierte en propiedad universal. Interesan las hipótesis y la que será la conclusión definitiva. La respuesta, esa respuesta que debe hacer libre a muchas cociencias. Nidal Hasan ha dado la que pudierá ser su última sorpresa. Es esta ocasión no encontrará la reprobación de sus padres muertos. No tendrá que sentir ya más presiones de compañero y jefes. Sea cual sea la respuesta, la suerte de Hasan parece echada. Hay trece víctimas y familias rotas. La verdad nunca les hará libres. Los muros de Fort Hood siempre han escondido secretos a voces. Hace mas de un año, una madre de una soldado me contaba en Alaska como solucionan los problemas en el ejercito de los Estados Unidos. Ella ha cuidado de su nieta mientras su hija recibía preparación en Fort Hood. Simpre es igual, como cuando le tocó ir a Irak a participar en la que fue llamada Tormenta del Desierto. Entonces, la mujer soldado era soltera. Cuando regresó le tuvieron que dar tratamiento. Gentes como Hasan ayudan a la recuperación de los soldados. Nunca dejaron a su madre enterarse de lo que paso. Ella nunca se lo ha contado. Años después ha vuelto a repetirse la historía. Lloran juntas, pero nunca más han hablado de aquella guerra ni de la que ahora sigue librándose en Irak o Afganistán. La tragedia protagonizada por Nidal dará mucho que hablar. Ruido de voces y lamentos pero la investigación y su protagonista visten siempre de caqui. Esta vez, la locura ha sido en casa y la verdad será dificil que haga libres a padres como mi amiga de Alaska. El silencio es la mejor medicina que puede aplicase antes y después de la locura.