George Bush ha tardado siete años en pedir protagonismo, ofrecerse como mediador al palestino Abbas, ayudar a su pueblo a conseguir un estado soberano, levantando la bandera de la paz desde el optimismo que hacia publico y que reclamaba al amigo y primer ministro de Israel Ehud Olmert. (()) Estas son palabras antes de una cumbre de Annapolis donde todo es posible hasta el caos de una organización que a toda prisa elaboraba una agenda mínima de trabajo, un orden del dia que ni tan siquiera conocen los ministros de exteriores de 40 países y los altos representantes de 9 grandes organismos internacionales. La Academia Naval de Annapolis será en las próximas horas el centro del mundo. Lo mejor ya se ha conseguido, que la cumbre sea realidad, lo siguiente sera saber si las preocupaciones del presente –las veleidades nucleares de Iran- permiten resolver parte de un problema que algunos en este pais, el vicepresidente Cheney entre ellos, ahora aquejado de una nueva crisis coronaria- empezaban a considerar un problema irresoluble.
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