Los tramoyistas de Broadway –solo trescientas a quinientas personas- pueden hacer que la calle del teatro y de las luces de la Gran Manzana acabe –como este pasado fin de semana- cerrando la caja de recaudación no en números rojos –porque el seguimiento de la huelga no es total- pero si haciendo temer seriamente que esa otra ciudad del espectáculo complementaria a Nueva York deje de ganar la friolera de 17 millones de dólares diarios que calculan como ingresos el gremio por tercer día en paro, Los tramoyistas quieren un contrato fijo que desde hace tres meses negocian en maratón interminable. Este pasado jueves dieron su ultimo aviso y el sábado empezaba una huelga que ha paralizado ya una veintena de grandes espectáculos – entre los que no faltan musicales como El Fantasma de la Opera, Rent o Los miserables. Algunas compañías y teatro presumen de no tener que echar el cierre gracias a sus acuerdos particulares. Es el caso del Jovencito Frankenstein, Mary Poppins o Xanadu. La huelga de tramoyistas, como la de músicos en el 2003, ha puesto más que nervioso al alcalde Bloomgberg dispuesto de inmediato a convertirse en mediador entre trabajadores y empresarios. La dias que van de Navidad a Fin de Año son la semana de mayor actividad en Broadway y una huelga de tramoyistas –piensan- no puede acabar amenazando a los ingresos de la gran manzana, ni tan siquiera deben pequeño constipado por la falta de unos espectáculos que dan de comer a muchos negocios –restaurantes, tiendas y empresas de servicios- negocios que funcionan a su alrededor en este tiempo en el que las Rockettes, las chicas que siempre aqui acompañan a Santa Claus vuelven por su fueros y toman al asalto ese otro centro musical del mundo en el que se convierte el cercano y conocido Radio City.
lunes, 12 de noviembre de 2007
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