lunes, 26 de noviembre de 2007

Annapolis, cuenta atrás

La paz es posible, pero difícil de conseguir en Annapolis. La cumbre convocada por el presidente Bush –dispuesto a demostrar que no se ira de la casa blanca sin repetir la que fue asignatura pendiente de sus antecesores- está todavía por encontrar bases para el consenso. La secretaria Rice trabaja con los negociadores israelís y palestinos en un difícil documento de mínimos Saeb Erekat dice que lo importante es celebrar un encuentro que desde este lunes convierte a Washington y mañana a la Academia Naval de Annapolis en el centro de todas las miradas. Bush se reunirá esta misma tarde en privado y por separado con Olmert y Abbas. Los tres tienen muchos y muy graves problemas internos, capaces de haber dejado su reputación por los suelos. Condolezza Rice es la encargada de hacer juegos malabares. La secretaria de estado ha invitado a cóctel-cena a las 49 delegaciones que –incluida España- han sido llamadas a testificar compromisos y en algunos casos -la presencia de Arabia Saudí y Siria, son el mejor ejemplo- a dar solvencia a un encuentro que se presenta como el principio de un largo proceso negociador en el que Irán –sin ser país árabe, sin estar invitado a la cumbre- se ha convertido por añadidura en el obligado referente para una región donde la guerra de Irak ha complicado aun mas las soluciones.
INVITADOS Y DELEGADOS

Cuarenta y nueve son las delegaciones invitadas a ver y escuchar todo lo que se dice en la llamada cumbre de Annapolis. Están todos los que son, pero no son todos que están. Me explico, Estados Unidos ha conseguido en un tiempo record –casi milagroso- que 16 países árabes se sienten a su mesa y puedan dar fe de lo que Israel y Palestina puedan sacar en limpio de la que es una cumbre sin acuerdos de principio. Arabais Saudí y Siria se han convertido con su presencia en el primer triunfo del complicado envite. Detrás o por delante quedan las bravatas de Irán y los requerimientos encendidos a los saudíes del airado Amadinejha, un recuerdo real como la vida misma de lo mucho que al final hay que pagar por la guerra de Irak. El cuarteto, la liga árabe, los países con derecho a veto en el consejo de seguridad… países como España y delegaciones como naciones unidas, el fondo monetario y el banco mundial tienen la oportunidad de ver en primera persona el órdago final al que se ha agarrado la administración Bush a tan solo catorce meses de su despedida.
CITAS Y PROGRAMA

La maratón esta en marcha desde hace unas cuantas horas. Condolezza Rice es la encargada de allanar dificultades, buscar consensos con las delegaciones de Israel y Palestina. George Bush se ha presentado y se presenta como el animador y protagonista del enésimo esfuerzo de paz, para el que se compromete a echar el resto. El programa para hoy reparte encargos al mas alto nivel. Bush se reserva para abrir la casa blanca a sus invitados de lujo. Olmert pasara por el despacho oval antes de las cinco de la tarde, Abbas tendrá que esperar a ver pasar la siete. Condolezza Rice invitara a eso de la seis de la tarde a los 49 países y delegaciones a un cóctel en la Secretaria de Estado… después cena de amigos… o no tan amigos porque -sea dicho de paso- la delegación de Arabais Saudí ha hecho saber que no está dispuesta a darse la mano con los delegados israelíes primera prueba de que la diplomacia es a veces tambien muy peligrosa
ANALISIS Y LECTURAS
Annapolis se convierte en una anécdota para los analistas y medios de comunicación estadounidenses. The New York Times destaca el cambio de estrategia y la evolución de una administración que ya de salida –con George Bush casi despidiéndose- hace suyo un compromiso que durante los últimos siete años se había guardado en el baúl de los recuerdos. El presidente, con sus aliados Cheney y Rumsfeld , eligió pasar página y no heredar ni un solo punto de lo que hasta entonces hicieron sus predecesores, en especial Bill Clinton a quien nunca ha querido parecerse. La cumbre de Annapolis es ahora su oportunidad de hacer historia, de enmendar esa foto en la que por ahora no sale muy favorecido. Una foto a la que llega -como sus invitados Olmert y Abbas, en época de vacas flacas y de reputaciones por los suelos. Annapolis se presenta asi como un flotador de salvación, donde lo mejor de lo mejor –palabras del negociador palestino Saeb Erekat- es la cita en misma, el encuentro cara a cara, la reunión de Annapolis aunque solo se quede en eso a falta de compromisos mas audaces.
ACREDITACIONES Y SEGURIDAD
Acreditaciones y carnets en la boca es la solución… La recomendación es madrugar ante lo que se supone –desde mañana en Annapolis- una reclusión en la ya de por si exclusiva Academia Naval de Annapolis. La seguridad para con las delegaciones invitadas, los ministros de exteriores y personalidades convocadas a la cumbre pondrá hoy a prueba los desplazamientos en una ciudad ya muy acostumbrada a sirenas y cortes de tráfico. Las medidas de seguridad son las habituales en aeropuertos y se han visto reforzadas en edificios oficiales, como la secretaria de estado o la casa blanca, donde permanentemente quitamiedos y barreras ponen dificultades a la circulación rodada, por lo demás restringida solo a coches oficiales. La Academia Naval de Annapolis es ahora el centro de todas las atenciones, y desde donde este mediodía empezará el reparto personal e intransferible de acreditaciones informativas. La cita es un estadio deportivo habilitado para los efectos y en el que cola y la seguridad están garantizadas… Autobuses militares serán los vehículos que trasladarán a la canallesca. El interés informativo esta garantizado. Como botón de muestra, decir solo que las acreditaciones solicitadas a la Secretaria de Estado con foto y formato en Internet pueden recogerse en Annapolis entre hoy a mediodía y las ocho de la tarde o mañana martes de 5 y media de la madrugada a tres de la tarde.

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