El Congreso ha pedido cartas en el asunto. Lo primero necesita recibir del ministerio de justicia –aquí fiscalía general- los documentos secretos que tiene The New York Times y después, del hilo al ovillo, saber como la tortura es admitida y avalada por los escritos oficiales y desmentida y reprobada en las declaraciones publicas. Los senadores demócratas han sido los primeros en poner el grito en el cielo y en afilar las uñas a menos de quince días de examinar al juez Michael B. Mukasey propuesto por George Bush como sustituto de Alberto González, su cita en el Capitolio esta prevista para el próximo 16. La Casa Blanca tampoco se ha dormido en los laureles y su portavoz, Dana Perino, ha preferido decir a los periodistas que siempre se actúa bajo el amparo de la ley para prevenir otro ataque terrorista.
viernes, 5 de octubre de 2007
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