Pedir contención es mucho, pero eso es lo que consiguen las buenas relaciones que presume “cuidar y valorar” el gobierno Bush con el gobierno turco y el presidente Erdogan, esperado en Washington el próximo cinco de noviembre. . La llamada telefónica de Condolezza Rice al presidente turco se había silenciado en Washington a beneficio de la que fue una declaración escrita de George Bush condenando enérgicamente los ataques en la provincia fronteriza de Hakkary porque “son inaceptables y deben cesar ya”. Desde el ministerio de asuntos exteriores, -aquí secretaria de estado- el portavoz Sean McCromack condenaba directamente al Partido de los Trabajadores del Kurdistán de los hecho y recordaba que Estados Unidos “seguirá trabajando con el gobierno turco y con el iraquí para poner freno a esta organización terrorista que –son sus palabras- ha dejado un reguero de sangre que solo sirve para perpetuar el terrorismo".
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