Los estadounidenses pueden despertarse este viernes con la noticia de que Al Gore es su segundo compatriota en ganar el premio Nobel de la Paz, un galardón al que aspiran en esta edición 180 candidatos, y que solo tiene por estos pagos el todavía lenguaraz Jymmy Carter, el ex presidente capaz de llamar torturador al mismísimo George Bush, y que hoy podría acabar compartiendo los honores de la Academia Sueca con un colega demócrata a quien este año 2007 le siguen iluminando las candilejas. El cambio climático, la primera bandera de arrastre del nuevo siglo, ha permitido al ex vicepresidente ganar un Oscar, un Emmy, escribir mejor que Bill Clinton y seguir siendo –con esa habilidad de las músicas para interrumpir el último mensaje- seguir siendo tambien un candidato en la sombra para aspirar a la presidencia de los Estados Unidos. ¿Será todavía posible en este 2008? Esa es la pregunta que a no tardar esperan que algún día responda con claridad y tiempo el incombustible Al Gore, un hombre capaz de medir como nadie los silencios como prueba el hecho de no haberse subido todavía al carro de ninguno de los ya confirmados aspirantes demócratas.
jueves, 11 de octubre de 2007
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