El debate tiene y tendrá un largo recorrido. El pasado agosto, las mayoría demócrata del Congreso, daba a regañadientes su visto bueno para prorrogar durante seis meses la llamada ley de seguridad nacional. La tormenta no escampa, ahora la familia demócrata tendrá que soportar las divisiones internas y las proposiciones de congresistas que quieren extender su cheque en blanco a una ley que el presidente Bush ha insistido siempre como de vital importancia para la lucha contra el terrorismo. Hay meses por delante para seguir hablando de la cuestión, pues la ley prorrogada incluye por ejemplo esa facultad muy comentada de escuchar conversaciones telefónica de cualquier hijo de vecino sin la autorización judicial correspondiente, cuestión nada baladí en un país exquisito con el respeto por la privacidad y las libertades individuales
martes, 9 de octubre de 2007
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