jueves, 18 de enero de 2007

IRAK, SIGUE LA TORMENTA

Espadas en alto, pero en el fondo fuegos de artificio. La resolucion que estudia el Senado, que pone en evidencia que en la familia republicana no todos piensan lo mismo, acepta que no puede prohibir el envio de más soldados a Irak, una potestad presidencial que de entrada no gusta a nadie. El Capitolio de Washington se ha convetido en un hervidero de dimes y diretes. Los senadores Chuck Hagel y Olympia Snowe han conseguido inquietar a sus compañeros después de abanderar con los demócratas un texto legislativo en el que se enseña tarjeta roja al presidente por decidir de espaldas al pueblo y sin explicar calendarios. George Bush ha puesto a trabajar con rapidez a sus peones. El líder de la oposición Mitch McConnell se reunía con diez republicanos díscolos pero sin alcanzar ningún acuerdo. Las veleidades poliicas estan a flor de piel ante una carrera presidencial que a nadie se le escapa en este forcejeo. El senador demócrata Biden mira hacia futuro, y prepara una nueva llamada a capítulo en la comisión de asuntos militares que preside justo para el 24 de enero, después de la noche en la que George Bush habrá presentado ante el Capitolio de Washngton su particular análisis sobre el Estado de la Unión, esta vez con la introducción saludo de una presidente demócrata y con su partido en minoria en las dos camaras.

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