El presidente George Bush acabará este miércoles sus vacaciones sobre el contencioso Irak una vez que en la biblioteca museo del estado Michigan reciban sepultura los restos del expresidente Gerald Ford. Bush presidía hace unas horas el funeral de estado del que fuera el trigesimo octavo presidente de este país, un hombre integro –dijeron todos los oradores- nombrado a dedo por el dimisionario Richard Nixon pero que se convirtió en una roca de estabilidad en tiempos tan duros como los que en los años setenta significaron el caso Watergate y la guerra de Vietnam. Después de los cánticos y salmos religiosos, Bush tendrá que enfrascarse en la que será su nueva estrategia para Irak, un asunto que fuentes próximas a su adminitración dicen habrá resuelto a mediados de la próxima semana. Las primeras filtraciones hablaban de la intención del presidente de autorizar el envio de 15 mil a 30 mil nuevos soldados, un planteamiento que ya ha levantado polvareda y frases encontradas entre republicanos y demócratas que el próximo jueves abrirán con un nuevo mapa político las sesiones legislativas en el Capitolio de Washington.
miércoles, 3 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario