No hay dos sin tres para el general Petraeus y para el embajador Crocker. Son los estadounidenses a los que se atribuye el más y mejor conocimiento de los que pasa en Irak y lo publican y lo pregonan, con el optimismo que da el decir que los Estados Unidos pueden conseguir sus planes sin pausas, sin prisas pero sin garantías. Razón esta última más que suficiente para que en el Capitolio de Washington –dónde pasan el examen- los demócratas no den su brazo a torcer. La política miope de esta administración para Irak es la que ha creado este fiasco, les decía Tom Lantos, el presidente de la comisión de asuntos exteriores de la cámara baja. Petraeus y Crocker seguirán hoy y mañana su particular peregrinar en busca de preguntas de senadores y representantes. Explicarán cien veces planes de repliegue que no tienen calendarios ni deben tener propaganda. Y todo sabiendo que la última palabra la dice el presidente George Bush –quien sabe- apuntan que esta misma semana en horario de máxima audiencia y en un mensaje a la nación que debería estar consensuado con las muchas ideas que airean y que se escuchan a estas horas entre la familia demócrata y republicana.
martes, 11 de septiembre de 2007
Petraeus&Crocker, segunda vuelta
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