lunes, 3 de septiembre de 2007

Corea del Norte, zanahoria estadounidenses

El eje del mal ha sido la marca de fábrica durante los cinco últimos años. Una máxima de la política exterior estadounidense. George Bush la acuñaba de forma muy especial en su discurso de la Unión en enero del 2002. Era palabras que se repetían, una y otra vez. Palabras que se traducían pronto en la invasión de Irak y -de inmediato- en la teoría de la necesidad de ataques preventivos para cortar de raíz todo lo que pudiera oler a terrorismo. La diplomacia era la zanahoria que se colgaba a renglón seguido de la mano dura. Los ejemplos –siempre en ese tiempo Libia y Gaddafi- saltaban a la vista y George Bush utilizaba a sus ministros de exteriores -primero Powell, ahora Rice- para ofrecer ejemplo de lo que ganar y perder. Corea del Norte ha marcado siempre la diferencia con los otros malos. Irak ya invadido e Iran con los ayatholas. En Corea del Norta se ha tratado de conseguir hacer trabajar a la diplomacia regional. Dar vela a los vecinos… Rusia, China, Japon … Está por ver aquí -oficialmente- si al final Estados Unidos ya tiene otro Gadaffi pero esta vez en Asia y tan malo, tan malo, como Kim Jong

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