Ni es la primera, ni tampoco será la última de las empresas que Estados Unidos, su ministerio de la guerra –el Pentágono- o su secretaria de estado –organismo similar a nuestro ministerio de asuntos exteriores- contrata para garantizar servicios a los que no llegan sus funcionarios. Solo en Irak, en septiembre del 2007, hay que se conozcan hasta 23 empresas de seguridad diferentes –como la de Blackwater- trabajando con el beneplácito de los dos gobiernos. Conocer al personal contratado es ya otro cantar, se habla de mercenarios internacionales, ex soldados con guerras a sus espalda en Africa o Latinoamérica, un personal que –solo en Irak- puede oscilar entre los 5000 y los 25 mil hombres, un ejercito paralelo por lo general muy bien pagado y sin miedo ni escrúpulos para apretar un gatillo. Solo Blackwater ha recibido más de 800 mil millones de dólares desde que empezará la guerra en el 2003. Esas cantidades explican porque las empresas de seguridad se lo guisan y se lo comen, sus muertos –mas de ochocientos- no entran en las listas oficiales y sus encargos –salvo ser los guardaespaldas de los diplomáticos estadounidenses- tampoco se escriben en ninguna acta de guerra. A cambio Estados Unidos garantiza inmunidad para sus agentes –no serán juzgados por las leyes de los países donde trabajan- un requisito que llegado el caso y para muchos no deja de ser una licencia para matar.
viernes, 21 de septiembre de 2007
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