Cindy Sheehan tira la toalla, la madre del sargento Casey, quien caía con 24 años muerto en Irak, ha renunciado a ser la bandera de un movimiento pacifista que había convertido las inmediaciones del rancho tejano de George Bush en su mejor foro de protesta. Sheehan se va sin ruido, con una despedida silenciosa –una carta de renuncia, le llama- desde el diario que escribe en internet. Desanimada, desilusionada con el sistema, con el pueblo estadounidense y con unos políticos que –sean demócratas o republicanos –escribe- estén a la izquierda o a la derecha- hacen oídos sordos a los gritos reiterados de paz. Sheehan ha regresado ahora de Texas a su California natal y en el aeropuerto de Waco, lo único que ha podido decir a los medios de comunicación es que solo quiere dejar de ser la cara pública del movimiento y que intenta recuperar la normalidad.
martes, 29 de mayo de 2007
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