Guantánamo, cuenta atrás para morir

La cuenta atrás empieza en Guantánamo para seis reclusos a quienes fiscales militares consideran autores de 169 delitos con pruebas y cargos suficientes como para solicitar para ellos la pena capital La confirmación la firmaba de esta forma tan escueta el asesor de asuntos legales del Pentágono, el general Thomas Hartmann, quien de inmediato pedía dar tiempo al tiempo La justicia militar se tomara su tiempo para estudiar ahora los prolegómenos de los que puede acabar siendo un consejo de guerra muy especial, con la recomendación del general de dar tiempo al tiempo y no sacar conclusiones precipitadas. La instrucción ha sido enviada a la jueza militar Susan Crawford. Ella será la encargada de revisar los cargos y en todo caso –pueden pasar meses - aprobar la celebración del juicio. Además –después de la intervención del Tribunal Constitucional y con la nueva ley que para el caso tuvo que aprobar el Congreso de los Estados Unidos- estos procesos bajo la jusrisdicción militar son muy especiales y deben garantizar los derechos a la defensa jurídica de los acusados incluso con personal civil. Los seis presos que se enfrentan a penas de muerte están acusados de unos delitos tan graves, entre otros, como los de conspiración, asesinato, terrorismo, prestar apoyo material, secuestro, atentar contra civiles, violar las leyes de guerra y estar implicados directamente en los atentados del 11 de septiembre del año 2001. Khalid Shaikh Mohammed –uno de los últimos presos que George Bush ordenaba sacar de alguna cárcel secreta para encerrar en Guantánamo- ha sido considerado de siempre cerebro de las acciones de Nueva York, Pensylvania y Washington en la que perdían la vida mas de 3000 personas. Su autoconfesión puede ser ignorada, pues Khalid es a uno de los presos a los que la CIA ha reconocido haber aplicado la llamada técnica del submarino, para muchos tortura pero no para la administración Bush o su actual ministro de justicia Mukasey. Junto a Khalid en el banquillo de acusados podrían sentarse Mohammed al-Qahtani, el supuesto secuestrador número 20 y Ramzi bin al-Shibh, el intermediario entre los secuestradores que derribaron los aviones y los líderes de Al Qaeda.