George Bush no tendrá oportunidad de escuchar como un candidato demócrata a la presidencia le recrimine en la campaña a la que no puede concurrir que las hipotecas son el problema… Por si acaso, para evitar males mayores a los republicanos, el presidente anunciará hoy mismo medidas urgentes para beneficio de esos dos millones largos de familias que ven peligrar el futuro de su vivienda al no poder hacer frente a hipotecas que les ahogan. Funcionarios que prefieren lanzar la piedra y esconder la mano aseguran que este viernes el presidente esta dispuesto a dar buenas noticias a quienes saben que antes o después –es cosa de un año y medio, dicen los economistas- van a tener que declararse en bancarrota. Las soluciones pasan, por ejemplo, por un seguro federal que limpie los registros de morosos. El presidente aceptará la propuesta demócrata de refinanciar una hipoteca con el propio seguro. Pedirá a los bancos encajar lo que alguien ha llamado golpes a la mandíbula a la hora de conceder prestamos y hasta se contempla la necesidad –según los casos- de condonar parte o el total de una deuda que finalmente pagarían las arcas del estado. De momento, a la espera de los anuncios y de la reacción que provocarán las soluciones del presidente en los mercados y en el Capitolio de Washington, los números mandan. Los dos millones de familias que se calculan están en números rojos y pasando apuros de aupa deben de hacer frente a hipotecas que alcanzan entre lo 500 mil y los 600 mil millones de dólares. Cantidades que, según como se mire, son calderilla comparados con los 10 billones –los 10 mil millones de millones de dólares pendientes en los estados unidos de ser satisfechos por deudores muy diferentes.
jueves, 30 de agosto de 2007
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