Cho se ha ganado mas de un minuto de gloria. Su historia particular quedo grabada en videos y fotografías, en un testamento de 1800 palabras, en un paquete que mandaba por correo a la cadena de televisión NBC entre los dos tiroteos que protagonizaba el pasado lunes en su universidad. Cho había trabajado su plan. "Habéis tenido cien mil millones de oportunidades y maneras de evitar lo de hoy, pero habéis decidido derramar mi sangre. Me habéis acorralado en una esquina y me habéis dejado sólo una opción. La decisión fue vuestra. Ahora tenéis sangre en vuestras manos que nunca podréis lavar". Compraba una pistola el 9 de febreros, la última hace cinco semanas y nadie –como en 2005- fue capaz de saber como ayudarle, como evitarlo. Cho molestaba a dos de sus compañeras en noviembre y en diciembre del 2005, era trasladado a un centro mental, pero nunca acabo detenido ni acusado. La masacre de Virginia Tech sigue dando mucho que hablar, la investigación continua pero Cho ya ha conseguido salir en todas las televisiones como el queria, aunque censurado por ser perturbador en sus mensajes.
MINUTO DE GLORIA, PERO CENSURADO
Cho ya tiene testamento, el original esta en manos del FBI, la copia es la que censurada por su contenido inquitante y perturbador emitía la cadena de televisión NBC
. El sur coreano Cho confiesa la macre, por los niños, por los hermanos y hermanas, por ellos
. Las auto-grabaciones suenan diferentes, se hicieron con tiempo y fueron puestas en el correo -con fotos y un texto de 1800 palabras- ese lunes en el que Cho hizo en Virginia Tech su propia venganza
"Habéis tenido cien mil millones de oportunidades y maneras de evitar lo de hoy -dice- pero habéis decidido derramar mi sangre. Me habéis acorralado en una esquina y me habéis dejado sólo una opción. La decisión fue vuestra. Ahora tenéis sangre en vuestras manos que nunca podréis lavar" Las investigaciones han encontrado un nuevo filón que puede llevar del hilo al ovillo, esta vez por desgracia sin soluciones como las que en principio quisieron encontrarse a sus problemas personales. Cho fue acusado por dos compañeras de amenazas, era noviembre y diciembre del 2005, nunca fue fichado ni detenido, aunque si estuvo recluido en un clínica mental, en Saint Albans, de la que salia diagnosticado de fuerte depresión pero sin mayores problemas para que el pasado 9 de febrero empezara adquirir las pistolas con las que el pasado lunes se cobraba la vida de 32 compañeros y profesores de universidad.
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