George Bush ya tiene lo que no quería. Ni un baile senegalés en la Casa Blanca le ha librado de conocer que 218 votos a favor frente a 208 votos en contra en la Cámara de Representantes le han puesto la primera piedra contra la guerra de Irak. Nancy Pelosy era la encargada de abrir una sesión que tuvo palabras gruesas. Los demócratas como Steve Cohen insistían en la necesidad de que las tropas regresen a casa cuanto antes y no se vean implicadas en una guerra civil. Republicanos como Mary Fallin repetían que 535 congresistas no son los que deben marcar los calendarios a generales o al mismísimo comandante en jefe. Este jueves el Senado es de suponer que no enmendará la plana a la Cámara y en los próximos días el presidente tendrá a la firma un proyecto de ley envenenado. Tiene el dinero que había solicitado –mas de 124 mil millones de dólares- pero pone como condición un calendario –que los soldados empiecen su regreso a casa el próximo julio- calendario que no admite y que anuncia le obligará vetar el mandato legislativo y a poner a sus ejercitos –dramaticamente sin dinero, afirma- en cuarentena.
MORAL PESIMISTA
Así las cosas, más que nunca, bien puede decirse que la guerra está que arde, y en la opinión publica estadounidense según sondeo de la cadena NBC y el Wall Street Journal la moral no puede ser mas baja: un 66 % de la población –frente al 22%- piensa que en Irak se marcha en la direccion equivocada, que la guerra sera imposible de ganarse -55% frente al 36 que todavía tiene esperanzas- que lo mejor –como dicen los demócratas es marcharse -56 %- frente a la opcion del presidente de dar tiempo al tiempo, no abandonar por seguridad propia y ajena- decisión que apoya un 37 por ciento de los encuestados.
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