Menos da una piedra, pensaran los trece millones de indocumentados que trabajan y viven en los Estados Unidos, inmigrantes que esperan saber a que carta pueden quedarse con los planes que de nuevo tienen su primer aprobado en la Cámara de Representantes. Otra vez un grupo de legisladores demócratas y republicanos se han puesto de acuerdo en presentar a sus compañeros del Capitolio un borrador de reforma migratoria que sea capaz de aunar intereses propios y ajenos bajo la bandera de la seguridad que siempre ha impedido llegar mas lejos en el camino de las soluciones Una vez mas –es la enésima, desde la ultima amnistía que firmara Ronald Reagan en los años ochenta, una vez mas se trata ahora de poner el cascabel al gato: esconder las multas y sanciones -que haberlas haylas- con el requisito añadido de abandonar el país y regresar con solicitud de trabajo, como única vía para casar intereses que debieran encontrar la luz verde del Congreso antes del próximo agosto. El proyecto de ley, que lleva el nombre de Gutiérrez-Flake – los dos representantes que los patrocinan- está redactado en 700 páginas, tiene siete capítulos y se presenta como única vía a la legalización de los millones de indocumentados que entraron a este país antes del 1 de junio de 2006. La amnistía es palabra desterrada y de ser esta la definitiva reforma migratoria, los interesados cumplirán numerosos requisitos entre los que -entre otros- deberían estar exentos de antecedentes criminales, pagar los impuestos no abonados todo este tiempo, una multa de dos mil dolares, aprender y dominar el inglés y conocer la historia del país.
jueves, 22 de marzo de 2007
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