Persuasión es la clave. Barack Obama se ha estrenado con la prensa. Elegía la economía, la crisis y los millones como principales argumentos. Pedía colaboración, aceptar que la catástrofe está a la vuelta de la equina si el gobierno se cruza de brazos, si delega responsabilidades por no endeudarse hasta las cejas, si no trabaja con urgencia para crear en los dos próximos años cuatro millones de empleos. Obama se ha dejado querer en la hora exacta que duro su primera comparecencia en la Casa Blanca. Doce preguntas doce fueron suficientes para escenificar el cambio. Los tonos, el tiro de las cámaras, hasta el color en fondo crema estampado han marcado las distancia entre el antes y el ahora. Obama ha vuelto a ser fiel a su teoría del optimista irredente. Es capaz de mirar hacia adelante y perdonar sin olvidar el pasado. El bipartidismo compasivo tendrá que dar paso a la persuasión necesaria. Los malos hábitos son difíciles de erradicar, pero todo es intentarlo. Sabe Obama que las pasadas elecciones han desdibujado el horizonte. Ahora toca saber quien manda, quien lleva la sartén por el mango. Los bancos se han convertido en los malos de la película. Hay que devolver la confianza en el sistema, encontrar créditos para las empresas, dinero para los consumidores. Obama no ha dicho que el patriotismo sea comprar, pero si tener dinero en el bolsillo para hacerlo. Su plan de estimulo es solo una primera piedra que calcula no será la ultima. La obra puede costar en los próximos dos años otros dos billones de dólares. La caja de todos seguirá temblando sin más solución que cruzar los dedos y esperar que empleo, crédito y consumo hagan el resto. No hay barita mágica, no hay soluciones probadas ni definitivas. Barack Obama ha empezado por la frente. Sesenta minutos para mirar a futuro sin olvidar de tender puentes donde antes había amenazas. El eje del mal es tan diferente que hasta Irán puede encontrar ahora su oportunidad de estar a la duras y a las maduras. Irak, Afganistán, Pakistán, Rusia completaron un repóker de buenas intenciones. Obama sigue dando que hablar, hasta cuando se piensa si los soldados estadounidenses muertos en las guerras empiezan a salir en los telediarios. Gajes del oficio, de ese nuevo oficio de presidente que incluso ha servido –en la primera que siempre va a la frente- para dar la palabra a la olvidada y veterana periodista Helen Thomas, una mujer que en los últimos ocho años se había quedado con las ganas de preguntar al presidente de los Estados Unidos.
lunes, 9 de febrero de 2009
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