lunes, 9 de febrero de 2009

Obama cogió su fusil

Indiana hoy, Florida mañana… entre medias, vuelta a Washington para la que será la primera rueda de prensa en la Casa Blanca. Barack Obama puede pasarse de rosca. La economía es la culpable, un paro que no para y unos planes de rescate que sus señorías no acaban de consensuar en la Colina del Capitolio. La puesta en escena es de película como casi siempre. Todos son números, pero sin necesidad de cuadrar las cuentas. La FOX perderá esta noche tres millones de dólares en publicidad. Obama no es como la serie House, pero se apunta a demostrarlo. Siete días más tarde se ha reservado quince minutos de comparecencia económica. Ese lunes será fiesta, el día de los presidentes, y quien sabe si además con tarta de repartos. Senadores y representantes tienen todavía que ponerse a votar lo que se promete el estimulo mil millonario con el que ayudar a salir de la crisis. Hay bofetadas pero, como siempre ocurre, entre col y col salen lechugas. Los republicanos no se fían de cómo los demócratas utilizan el dinero de todos. Hace solo unos meses, Bush era el que ponía el grito en el cielo. Curioso, los primeros en caerse de la lista de ayudas han sido los veteranos de la guerra de Corea. Gajes del oficio cuando hay que repartir mas de 800 mil millones de dólares. Nadie se fía o todos hacen que no se fían para no tener que justificar una gato por liebre. Obama es el primero en querer poner la directa. El presidente quiere ir de bueno, pero más de once millones de parados le han acabado de poner entre la espada y la pared. La salida es coger el dinero en forma de maleta y plantarse estos dos próximos días entre comunidades en apuros. Otros políticos han llegado más lejos hasta con la ley en la mano. Si quieren expropiarles –dicen a sus conciudadanos- conviértanse en okupas. Busquen asesoramiento legal, no tienen dinero, pero defiendan la propiedad de la que quieren echarles. El secreto está en saber quien tiene hoy su hipoteca impagada. Seguramente ha pasado por varias manos, entidades de aquí y de allá, capaces de buscar entre la basura el precario brillo de un puñado de dólares. La situación puede volverse insostenible, pero la esperanza es lo último que se pierde. Hoy Obama, siete días más tarde, Obama y dos semanas después dos horas de Obama en lo que será un Discurso de la Unión en formato extraordinario. No será por falta de ganas, pero antes de que acabe febrero el riesgo de la crisis pasa por la saturación del mensaje y del mensajero.

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