sábado, 16 de mayo de 2009

Torturas, segunda entrega

Obama necesita un comodín. La suerte de los cien dias puede acabar en el nuevo reparto de cartas. Son demasiados frentes, demasiadas preocupaciones juntas las que este presidente ha tenido que resolver al mismo tiempo. Obama lo sabe y hasta lo ha jaleado en sus comparecencias públicas. Los amigos y los enemigos le reconocen sus méritos: hace lo que dice. Este sábado la suerte del juego parece haber cambiado por donde mas duele. Hace unas horas, los tribunales militares de Guantánamo han vuelto a ver su luz verde particular. Obama ha tenido tiempo para pensárselo. Fueron ciento veinte días para tomar una dicisión que deja las cosas como estaban. Huele, pero huele tan a podrido que desde Australia han vuelto a recordarle lo que nadie en este pais gusta ver con sus propios ojos. Estados Unidos no quiere tener que volver a pedir perdón por el trabajo de sus matones en las cárceles de Irak y Afganistán. Obama ha decidido buscarse un comodín, pero sabe que arriesga. Asociaciones pro derechos humanos le han pedido que deje publicar las evidencias, las nuevas fotos que desde el año 2006 han llegado a despachos y medios de comunicación. Los tribubales estadounidenses serán de nuevo los encargados de dirimir las diferencias entre el presidente y su ejecutivo y la Asociación Americana por las Libertades Civiles (ACLU) que ya ha ganado un pleito para poder enseñarle al país mas de dos mil nuevas instantáneas. Barack Obama suda tinta china pensando que hacer para resolver el entuerto. Será una broma o coincidencia real como la vida misma, pero una primera idea en este sábado para el descanso ha sido pensar en nombrar a un gobernador republicano, ahora en Utha, su embajador ante la Republica de China.

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