Los test nucleares en Corea del Norte han hecho estragos en Washington. La idea de estar viviendo el día después de la batalla se hacía realidad en la capital federal de los Estados Unidos. Eran minutos antes de las ocho de la mañana cuando los dos primeros turistas de Washington llegaban a la cara norte de la Casa Blanca. No había ni un alma. Miento, un coche policial con sus tres agentes tomando el aire y un doble de Thomas -a sus espaldas- era lo único visible a los ojos de una pareja que obligaba a esconderse al agente de seguridad encargado de otear el horizonte en el tejado de la residencia presidencial. Frente al 1600 de la calle Pensylvania, Conchita la gallega había cedido los tratos a un compañero de batalla. El relevo de Thomas no es un manifestante cualquiera y menos después del último test nuclear que ha obligado a reunirse con urgencia al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Todo es como de verdad, siendo casi todo de mentira. Thomas teclea un ordenador sin necesidad de corriente eléctrica. Me quedo con ganas de preguntarle qué hace y cuanto tiempo calcula puede tener baterias. Me obligan a moverme. Los preperativos saltan a la vista en la puerta este de la Casa Blanca. Barack Obama recordará en el Cementerio de Arlington a los cientos de afroamericanos que perdieron la vida en la Guerra Civil. No muy lejos, no son las nueve de la mañana, rezan un salmo y depositan coronas ante el Monumento estrellado que Washington ha dedicado a los caidos en la II guerra Mundial. Las motos han ido abandonando esa Plaza Mayor en la que se convierte su Mall en contadas ocasiones. Las bicis y los guardias del parque más monumental que hay en la nación reclaman su sitio con su cansino pedalear. El test coreano se ha extendido de madrugada por las calles vacias de Washington DC. Frente al Capitolio los patos locales pasean descendencia sin olvidarse de que todavía vivimos en primavera. La ciudad sigue vacia cuando casi a las diez doy por terminado mi periplo. Corea del Norte ha vuelto a reclamar atenciones, pero en The New York Times las cartas de soldados a un mujer bella comparten honores de portada. Es casualidad, es Memorial Day, por eso el día después del nuevo ensayo nuclear coreano en Estados Unidos han lucido las banderas a media asta.
lunes, 25 de mayo de 2009
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1 comentario:
...que se te extraña ¡¡¡¡
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