martes, 19 de mayo de 2009

La final en American Idol


Es un fenómeno de masas. La cadena Fox ha vuelto a llevarse el gato al agua con su concurso American Idol. Estamos en la recta final y es como el primer día hace ahora siete años. La fórmula es tan simple que hasta tuvo patente española. Los ingleses se llevaron en los Estados Unidos el gato el agua. American Idol es lo más parecido y diferente que hayamos visto en España a Operación Triunfo. Mas de setenta millones de votos pueden hacer saltar a la fama a un veinteañero. Desde el pasado enero la historia se repite. Todas estas semanas hubo seleccion y eliminaciones de futuros artistas. Ahora llegamos a la final con un hipotético ganador. Pero la emoción y los intereses que siempre se suponen hay detrás de la trastienda garantizan la fidelidad a la pantalla hasta el último minuto. Adam Lambert, 27 años, ha dado semana a semana su particular do de pecho. Es un actor de San Diego que canta todo lo que elige o le ponen por delante con un timbre tan alto de voz que rompe los cristales del vecindario. Los jueces del consurso le han dicho maravillas salvandole de todas sus osadias. El juega a la confusión y con la confusión triunfa. Los televidentes con sus votos y los organizadores con sus intrigas tambien le han colocado en algún que otro apuro. Gajes del oficio. Hay que dar emoción en imágenes y en eso aquí siguen siendo unos aventajados maestros. Kris Allen,23 años, es la otra cara de la moneda. Es el bueno de la película, el joven universitario que sabe lo que dice y cuando lo dice. Más que cantar se le siente inteligente. Esta noche, el agitador de masas de una iglesia de Conway en el estado de Arkansas -estado del que un día salio Bill Clinton y otro el predicador aspirante Mike Huckabee- esta noche Allen quiere ser el mejor y el que llegue más lejos. Mañana habrá terminado este sueño para hacerse realidad. Los números seran el resto de la historia. Los records de audiencia como el de número de votos recogidos están al caer. Cerca de cien millones de hipotéticos votantes hacen de American Idol una preciada platafoma para vender todo lo que se quiera. Con estas singulares características, hasta la automovilística empresa Ford ha demostrado olvidarse de la crisis. Adam y Kris, Kris y Adam seguirán dando mucho que hablar. Luego de American Idol habrá gira y nuevos contratos. Es el precio de la fama que primero se cobran los descubridores del invento. La Fox y sus productoras se forrán. Lo tienen todo atado y bien atado, pero Adam Lambert y Kris Allen hacen como que no se enteran. Cantan y cuando cantan parece que hay vida y hasta mañana esperanza.

1 comentario:

victor dijo...

---lo mismo un roto que un descosio...si es que eres la pera ¡¡¡¡