Ten pleitos y ganalos por goleada como por fin ha podido decir con felicidad la familia Chung, unos padres y un hijo que desde 1992, año en el que llegaron desde Corea del Sur a Washington han intentando ganarse la vida regentando su tintorería. Este lunes han podido pasar pagina en los juzgados de la capital federal de lose saldos unidos. Una jueza era la encargada de poner a un juez en su sitio, negarle una indemnización por valor de 54 millones de dólares -40 millones de euros- solo porque los Chung perdieron sus pantalones favoritos el mismo día que debía lucirlos en su toma de posesión como juez de distrito. Pearson –que así se llama el contrariado consumidor- exigía con la ley en la mano tener una compensación a lo que no fue ni mucho menos satisfacción garantizada. Ahora, una compañera, Judith Bartnoff intenta poner las cosas en su sitio… su sentencia dice que no ha lugar a tamaña reclamación y que los Chung son los que ahora deben encontrar compensación a sus desvelos… la jueza les ha dado todo su crédito, cree que su compañero de judicatura les tomo el pelo, abuso todo lo que quiso y pudo… y por eso ahora le condena a recoger los pantalones que nunca reconoció como suyos y a pagar los costes procesales a la familia coreana que –incluidas minutas de traducción- pueden superar los cien mil dolares al tenerse que cubrir mas de dos años de litigios. Ah y el juez Pearson tiene todavía la posibilidad de apelar a instancia superior... sin recoger como hasta sus pantalones.
lunes, 25 de junio de 2007
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