George Bush mantiene su esperanza de poder firmar una reforma migratoria que ponga fin al limbo legal en el que viven en los Estados Unidos más de doce millones de indocumentados. El presidente anunciaba hace unos minutos en la sede de la Asociación de constructores, en Washington, su intención de apoyar la denominada enmienda Graham que pide reforzar la seguridad fronteriza con las multas que deben pagarse por violaciones migratorias. Annistia -explicaba de nuevo Bush- amnistia es olvidar un delito, no castigarlo. Por el contario, la ley migratoria contrempla pagar multas, ponerse al dia en registros y tasas, y aprender ingles. El Capitolio de Washington, con agenda y calandarios demócratas, tiene de momento aparcado el proyecto migratorio hasta saber que al menos 25 senadores republicanos son convencidos de votar favorablemente la que Bush –con su firma-quiere convertir en ley cuanto antes.
jueves, 14 de junio de 2007
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