La montaña sigue haciéndose cada vez mas grande… sobre todo después de que el Pentágono –era principios del mes de junio- confirmara que hace catorce años entre las ideas más brilllantes para hacer la guerra se estudiaba la posibilidad de crear una bomba gay, un artilugio que previo pago a un laboratorio de Ohio de siete millones y medio de dólares, consiguiera provocar en los enemigos comportamientos homosexuales pero –recatados ellos- sin afectar a la moral y disciplina de la unidades enemigas. El cachondeo esta servido entre los muchos comentarios que la noticia ha provocando en al red. Otros –sinembargo- se lo han tomado en serio y recuerdan que en tiempos de la idea (primeros años de la administración Clinton) se eligio con todas las consecuencias permitir que homosexuales y lesbianas pudiesen ser soldados de los Estados Unidos bajo el compromiso de “no lo preguntes, no lo digas” ("Don`t ask, don`t tell") regla de oro que olvidaba este año el general Richard Pace, el ya cesado jefe del alto estado mayor estadounidense, quien recriminaba por inmoral un estilo de vida seguido al menos por mas de 65 mil soldados capaces de sobrellevar silenciosamente su condición para no acabar expulsados del Ejercito como lo han sido 15 mil de sus compañeros entre 1994 y 2005.
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