viernes, 18 de marzo de 2005

LA VIDA COMO DEBATE

La vida, es la vida vegetal de una mujer de 41 años Terry Schiavo, la vida y el alimento que –mar afuera, en los estados unidos- durante quince años le ha dado a Terry una maquina a la que sigue pegada, la que ha provocado esta carrera contra reloj en la que todos –tambien su marido, tambien sus padres- tienen que decir algo. La eutanasia es el transfondo de todo el galimatías, el sisitema politico y el sistema judicial en un pais federal ha estado y esta al rojo vivo… La historia viene de lejos, ha pasado por casi todas las competencias, primero las del estado de La Florida, sus jueces, sus congresistas, -unas vces decian blanco, otras negro… mas claro, decian que Terry Schiavo tiene el derecho que reclama su marido a ser desconectada, a morir en paz -y en esas estabamos, con ese plazo tetrico de la una de la tarde- cuando la cuestion entro por la puerta de urgencia del Capitolio de Washington. La camara baja y el senado, demócratas y republicanos, escenificaron las diferencias que la cuention provoca en la sociedad civil, no hablemos de los grupos religiosos, y cuando ya no tenian ni tiempo de ponerse de acuerdo, cuando sonaba la campana de las vacaciones de pascua, promulgaban una ley de urgencia, por aclamacion que ya es tener prisa, para detener lo que otros –los jueces del estado de La Florida habian decidido despues de mucho pensarselo en muchisimas instancias. Terry Schiavo, a pesar de todo y ademas tambien, no sabe que su vida esta pendiente solo ahora de la prisas con la que sus padres –los que piensan que mientras hay vida hay esperanza- lleguen a una corte federal y consigan de un juez solo la orden de parar la desconexion de las maquinas que dan vida a su hija…. No sera difícil tener ese papel en las manos, lo complicado, lo que todavía esta por ver , es como este pais tiene que hablar y resolver como juez y haciendose parte la eutanasia, el derecho a morir de una mujer que no puede decir lo que quiere y que si lo dijera tampoco sabian a que carta quedarse, legisladores, jueces y ese pueblo soberano a quien ahora retan a opinar en los medios de comunicación con la obligación de pensar sobre la vida y la maquina que llegan a usar sus semejantes.

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