La anunciada retirada de las tropas británicas de Irak no es ninguna sorpresa para el presidente Goerge Bush, quien sabia de las intenciones británicas desde el pasado verano, y solo confirmaba detalles de la operación a través de una video-conferencia celebrada con Tony Blair hace unas horas. La Casa Blanca ha preferido asumir con total normalidad la retirada, aleganado que la zona en la que prestaban servicio los 1500 soldados británicos no es ahora ni conflictiva ni peligrosa. George Bush ha recibido la noticia de que los presos de Guantánamo no podran recurrir a los tribunales estadounidenses para que entiendan sobre la legalidad de su encarcelamiento, una decisión rubricada por dos votos a favor y uno en contra en el tribuna de apelaciones del Distrito de Columbia. La sentencia es recurrible pero de momento da la razón a la Casa Blanca.
martes, 20 de febrero de 2007
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