viernes, 18 de julio de 2008

Alaska 2008: Franco por un día

Dany tiene 50 años y es policíaretirado. Sus ratos libres los pasa entre California y Alaska. Dany se ha convertido en el mejor guía de la comarca. Como te llamas, le preguntan a voces. No sabemos su nombre –nos explican- solo sabemos que es el mejor. Dany ha sido el encargado de dirigir nuestra pesca. Se las sabe todas y se pasó seis horas colocando moscas con las que engañar a los salmones. Talon Air se había encargado antes del resto. Una hidro-avioneta nos traslado al oeste de la península de Kenai. Volamos hasta llegar a un lago de alta montaña. Los volcanes activos Mt. Redoubt y Mt. Spur hacían que no nos veian. Igualito que los osos grises-pardos (grizzlies) y negros que compartieron con nosotros una singular jornada de pesca. Dany era, fue y será el cicerone ideal. Asi se los ponian a Francisco Franco. Los salmones iban y venian, brincaban, saltaban, pasaban del vil populacho antes de morir en la boca de un oso o en la pequeña caña y el engaño que Dany había colocado en manos de mis hijos. La osa grizzly con sus tres oseznos no se perdía ni una. A veces hasta pedía velas en el entierro. Paseaba majestuosa por una de las laderas al borde del lago. No tenía necesidad ni tan siquiera de acercarse al riachuelo que comunicaba directamente con el glaciar superior. La ribera oeste del lago se había convertido en sangrienta pescaderia. La osa acabo a nuestro lado, a tan solo dos metros. Ella dormía, sus pequeños jugaban. Casi como hacían Mario y Enya, mientras Nuria se cansaba de hacer fotos y Dany se las componía para arreglar todos nuestros desaguidos. Ahora una enganchada, ahora una picada, ahora un enredo, ahora un aparejo, ahora un retel para ayudar a sacar otro kilo largo de salmón que mañana tendremos obligatoriamente que meter en el congelador.

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