Ella hablaba por telefono, hasta reia distraida mientas sus muletas descansaban silenciosas sobre su cadera. Ella era joven y habia vuelto de la guerra de Irak como otros cientos de compañeros mutilada de por vida. No fui capaz de acercarme a saludarla. Ni tan siquiera me atrevi a preguntar como fue, donde paso. Me conforme, era saliendo del Target de la Columbia, me horrorice con solo decirle a Nuria que reparase en lo mismo que veia. Esta mañana, cuando leia el WASHINGTON POST, intuyo que hubo alguien mas que vio a esa mujer rubia de pelo corto y piernas de acero que reia despreocupada apoyada en una columna. No se su nombre, pero ahora, ella es una mas de los 424 soldados que ha dejado mutilados la guerra contra el terror. Ella por fortuna rie, no es compañera de la muerte (lo que ya es mucho), puede hablar (algo que igual no consiguen los 459 enfermos de traumatismo craneal que han tratado en el Hospital naval de Bethestha) pero sin lugar a dudas si sera una de los soldados estadounidenses que tienen que volver al mundo de las parejas con algo mas que pies de plomo. La GALERIA de IMAGENES que ofrece el Post.
domingo, 28 de mayo de 2006
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