miércoles, 6 de diciembre de 2006

GATES, MINISTRO DE LA GUERRA CON LIBRO


El atolladero de Irak tiene como posible solución un libro que cuesta 10.95 dólares y que expone en 142 páginas las 79 propuestas que diez sabios han conseguido consensuar en siete meses de intensos trabajos. James Baker, republicano y exsecretario de estado, y Lee Hamilton, demócrata y exsenador, han capitaneado unos trabajos que esta mañana el presidente Bush calificaba de muy serios aún con el gesto fruncido porque una de las primeras y más urgentes necesidades pasa por el consenso de la clase politica estadounidense. Leon Panetta, colaborador del presidente Clinton, explicaba en alto como en Estados Unidos, en guerra y mas divididos que nunca republicanos y demócratas, es imposible el cambio de rumbo son el previo consenso. Todo en Oriente Medio está relacionado –era la frase de oro pronunciada por Hamilton, que el diplomatico Baker itilizaba para explicar su mejor clase de multilateralismo. Para conseguir que en el primer trimestre del año electoral del 2008 el grueso de las tropas estadounidense estén de regreso en casa, tiene que conseguirse antes poner en marcha una política exterior que de una vez por todas encare el conflicto arabe israeli, llamando a la colaboración a todos los paises vecinos –incluidos los que son enemigos -como Irán y Siria- conseguir que la Unión Europea y Naciones Unidas colaboren en una tarea que se sabe de antemano no va a ser fácil y de la que no debe estar ausente, ni mirando hacia otro lado, el gobierno de Irak, pero no para mancar los calendarios, sino para que se le exija cumplir con sus responsabilidades si no quiere verse privado de la ayuda militar, económica y social que siempre le ha dado hasta ahora la adminitración Bush.

AGENDA BUSH

La agenda está bien repleta de acontecimientos en una Casa Blanca a la que le crecen los enanos. La verdad es que George Bush está entre la espada y la pared. Su estrategia para Irak quedaba superaba el mismo día que aceptaba la renuncia-cese del ministro Rumsfeld. La visita de Tony Blair llega en una semana de órdagos, donde hasta su candidato a convertirse en ministro de la guerra ha dicho algo que nadie –ni los sabios se han atrevido a repetir- en Irak no se puede hoy hablar de victoria. Blair tampoco tiene ahora muchas oportunidades para cambiarle las cartas ni arreglarle las próximas jugadas. Los británicos quieren marcharse de Irak. Lo harán sin prisas y -como son pocos- sin hacer demasiado ruido, pero para las nuevas estrategias y los nuevos tiempos en los que se tiene que vivir el contenciooso Irak, el presidente George Bush empieza a quedarse demasiado solo -¿será la cruz de los llamados segundos mandatos?- claro que si no consigue dar ese golpe de timón que todos le piden, el pagador puede terminar siendo el partido republicano y la herencia que su gestión dejará en las presidenciales del 2008.

Irak sigue siendo el problema, pero en las últimas horas, en los Estados Unidos se han dado pasos que permiten pensar que no todo seguirá siendo lo mismo. Los padres de la patria, cuando se había hecho de noche en el Capitolio de Washington, encendian una vela de esperanza confirmando con sobresaliente a quien despues de solo un juramento será con todos los honores su nuevo ministro de la guerra. Robert Gates ha conseguido 95 votos de los cien posibles como crédito más que suficiente para ocupar el sillón del Pentágono desde el que se dirige -con la última palabra que diga el presidente y comandante en jefe- se dirige a las fuerzas armadas del país más poderoso de la tierra. Estados Unidos había conocido para esa hora el primer informe elaborado por una comisión bipartidista empeñada en recordar antes que nada que un país en guerra como son los Estados Unidos no puede permitirse la división política en la que vive si quiere encontrar soluciones de éxito para Irak. James Baker recordaba que la comisión ha huido de utilizar palabras que han estado presentes en el debate politico como victoria o derrota, una fórmula que les ha permitido dar consejos -79 para ser exactos- recogidos con guante blanco por el presidente de los Estados Unidos. George Bush ha prometido tomarse muy en serio unas sugerencias que pasan por dar un giro radical en su política exterior, implicar a los paises de la región, incluso a los enemigos Irán y Siria, mirar a Israel y Palestina, exigir al gobierno de Irak que cumpla sus compromisos, hacer del entrenamiento de la fuerzas irakies el centro de la misión, y conseguir que el primer trimestre del 2008 el grueso de la tropas estadounidenses estén de regreso en casa.

BLAIR EN WASHIGTON

Tony Blair ayudara a George Bush a buscar repuestas, a leer de forma conjunta unas sugerencias para las que el presidente de los Estados Unidos ha prometido dar su última palabra en solo semanas. La urgencia obliga. La han pedido los sabios cuando presentaban su trabajo a la opinión pública, pero seguro que tambien fue la primera recomendación que dejaron en su visita a la Casa Blanca y al Capitolio de Washington en las reuniones de trabajo que precedieron a su comparencia ante los medios de comunicación. Este jueves, Bush y Blair tienen previsto juntos recibir a los periodistas, celebrar su enésima rueda de prensa alrededor de la guerra de Irak. Los tiempos han cambiado tanto como para que el primer británico haya dejado dicho antes de salir de Londres que el nuevo ministro Gates no ha dicho hasta ahora nada nuevo: que estaban perdiendo la guerra ya lo había dicho Blair el pasado junio, a Bush todavía no se le ha escuchado decir lo mismo. Hoy puede ser ese día.

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