Caroline Kennedy, 51 años, quiere llegar a ser una senadora de los Estados Unidos. Está en su derecho, pero llegar como sustituta electa del gobernador de Nueva York por la senadora y candidata a ministra Hillary Clinton no es un camino de rosas. Caroline debería desnudarse por fuera y por dentro, sin enseñar las bragas que eso siempre estará mal visto, pero haciendo públicas todas sus entretelas. Política obliga. Estados Unidos entiende que es más hermoso y saludable ser rico confeso que pobre irredento. Es una obligación no escrita (pero constante) devolver al pueblo lo que el pueblo te ha dado. Ejemplos hay a miles, y en estos tiempos de crisis hasta excepciones que confirman la regla. Los ricos son siempre buenos mientras no se madoffique lo contrario. Caroline Kennedy es rica, pero de momento no quiere confesarlo como ya lo ha hecho su tio Ted, el senador más rico de los Estados Unidos capaz haber declarado en el útimo año fiscal un patrimonio que supera los 43 millones de dólares. La canallesca anda revuelta ahora desde que The New York Times quiso saber con cuantos milloncejos aspiraba a llegar al Senado la otrora tímida y única descendiente viva del presidente JFK. Listillos, fue la respuesta. Caroline no es nadie, vinieron a decir sus representantes. Y en esas estamos... Caroline Kennedy no tiene por ahora que enseñar las entretelas. No aplica ni para secretaria de estado, ni para madre de la patria. Ella solo se pasea por el estado de Nueva York a la espera de que su gobernador ponga su nombre en la dirección que le dé entrada directa en el Capitolio de Washington. Después ya vendrán las urnas y las confesiones en voz alta. Y hasta la futura candidatura a la presidencia de los Estados Unidos como sugieren amigas y colaboradoras desinteresadas. Por ahora, Caroline prefiere comer con políticos célebres que dar ruedas de prensa o entrevistas exclusivas. Su relación con los medios de comunicación tiene cifras asombrosas. Solo ha contestado a once preguntas y casi todas y casi siempre con respuestas por escrito. Son gajes del oficio, porque Caroline Kennedy solo es Caroline Kennedy. Su única estrella política ha pasado por brillar alto y claro en favor de Barack Obama. Su tio Ted fue el primero en brindarle su desinteresada ayudaba hace ya unos cuantos meses y cuando su cáncer no era un problema. Desde ese día, Caroline supo muy bien a qué huelen los senadores estadounidenses. Hasta ha sido capaz de examinar a más de uno para convertirlo finalmente -como a Joe Biden- en candidato y ahora en vicepresidente electo del senador Obama. Caroline tiene claro que hoy puede ser su día. Quiere ser como su papa, como sus tios, como los Kennedy... una mujer capaz de dar al pueblo lo mucho que del pueblo ha recibido. Entonces sí, entonces todos los mortales de este mundo podrán tener derecho a saber cuanto dinero, cuantas chicas de servivio han pasado por su casa, cuantos contratos de a dólar ha firmado en su vida y hasta cuantos curriculum vitae ha tenido que presentar en estos últimos tres años la hija de uno de los mas famosos presidentes de los Estados Unidos.
martes, 23 de diciembre de 2008
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1 comentario:
le felicito por su blog, lo tiene muy bien organizado. se ve que le gusta escribir... espero que algún dia yo también pueda hacerlo como usted.
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