lunes, 24 de noviembre de 2008

Kennedy, el cambio

El cambio empieza en los detalles. Pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos para muchos. El cambio empieza por abrir bien los ojos. Mirar. Aprender a mirar si es preciso. Descubrir lo que dicen las cosas. Las imágenes que a otros nos gusta recrear en palabras. Esta no es ya una crónica para la radio. Es solo la imagen del cambio. El secreto pasa por aprender a descubrir las diferencias. El senador Kennedy solo las sirve en bandeja. Tiene 76 años. Se ha pasado 40 en el Senado. Ahora vuelve. Está dispuesto a trabajar en el cambio. Edward Kennedy, el viejo león, se apuntó y multiplicó a su manera el grito de esperanza lanzado por Barack Obama. Ahora, sin decir una sola palabra, mientras pasea su regreso por los pasillos de las oficinas del Senado, lo dice todo. El cambio ha llegado a Washington o sigue paseándose por los aledaños del poder con una imagen que marca las diferencias. En los albores del siglo XXI, Estados Unidos no solo es capaz de elegir a un negro para la presidencia. Todavia hay más, porque el cambio había empezado antes. Estados Unidos y los estadounidenses siguen tan contentos, tan indiferentes, como casi siempre. Sin saberlo, Ted Kennedy es otro simbolo. Otra imagen para no explicar con palabras. Solo para mirar, para descubrir, para interpretar. Estados Unidos y los estadounideses saben que los padres de la patria pueden ir al trabajo con cáncer, mujer y perros inseparables. Sin que pase nada. Sin que nadie diga nada .

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