Llego el sprint final, el ultimo esfuerzo para ganar mayorias en el Capitolio de Washington -donde por vez primera, en los ultimos cincuenta años y con encuestas en la mano- los demócratas sueñan y presumen de pensar que ser oposicion puede quedar en el recuerdo. George Bush ha echado el resto, su avion presidencial hace escalas en Colorodo, Nevada y Kansas. No olvida Iowa o Arkansas –tambien estan en juego el gobierno en 27 estados- y reconoce que todo es posible. Seis escaños en el Senado y quince en la Camara Baja pueden acabar decidiendo un futuro que sigue siendo incierto, pendiente de lo que digan las urnas en Montana. Missouri, Tennesse o Virgina. La guerra de Irak pasa factura, el presidente ha perdido apoyo popular, a pesar de la defensa que hace su fiel escudero Cheney y los errores y chistes del senador demócrata Kerry. En dos años ha pasado del aprobado alto – del beneplácito del 62 por ciento- al suspenso que esta semana le brinda el saberse solo con el respaldo del 34 por ciento de la ciudadania… Para colmo de males, lo peor es que en este circo le acaben creciendo los enanos y que el proximo 7 de noviembre en listas como las de La Florida o Texas sigan apareciendo los nombres de aspirantes republicanos que salpicados por los escandalos han renunciado a someterse al plebiscito popular en el que por no caerse de las listas participaran no solo como combinados de piedra sino tambien como recuerdo y aldabonazo para muchas conciencias.
jueves, 2 de noviembre de 2006
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