Es el consurso de moda, pero esta vez el jurado polivalente Simon Cowell presume de saberlo y callárselo. Susan Boyle está solo empezando. Es una cuenta atrás larga y difícil pero en su caso es un sueño que parece imposible. Rompe moldes, tabués y reglas. Tiene cuarenta y siete años y quiere ser cantante profesional. Ocurría este pasado fín de semana. Es una historia sin palabras. Una lección para ver y sacar conclusiones a gusto del consumidor. Seguro que muchos se apuntan a ser Susan Boyle después de ver y escuchar lo que a simple vista parece un milagro. Las diferencias de Britains got talent con American Idol hay que descubrirlas. Son primos hermanos, concursos con la misma filosofía. La realización, la puesta en escena es completamente diferente. Estados Unidos fabrica una televisión a velocidad de la vida. Gran Bretaña es parte de una vieja Europa donde los sentimientos se buscan en imágenes y gestos. Susan Boyle podría triunfar en American Idol pero su mejor suerte es haberlo intentado y conseguido en ese otro rincón británico donde los tiempos y las imágenes siguen siendo escuela de emociones. La ecuación tiene un denominador común. Lo que pasa en cualquier lugar del planeta tierra puede acabar viéndose en cualquier lugar del mundo. La internacionalización de las imágenes y de los contenidos salta a la vista. La historia y el milagro de Susan Boyle es una buena oportunidad para felicitarse de las muchas facilidades con las que hoy pueden evitarse las fronteras. Imágenes y sonidos son cuanto menos universales. Las moralejas y las conclusiones siguen siendo libres como el aire que las difunden.
miércoles, 15 de abril de 2009
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3 comentarios:
Qué bueno eres, Revillo!!!!
Un fuerte abrazo
Murielito
Lo de esta chica es como lo que dicen de la literatura...no hay que juzgar el libro por las tapas.¿Cómo decis allí?.....You Can't Judge A Book By Its Cover ????
Eres un pedazo de periodista e incluso de ser humano. Te quiero y te admiro, maestro.
Besitos
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