La última pregunta de la oscarizada película Slumdog Millonaire acaba de rodarse en vivo y en directo. Dos supuestos periodistas británicos se han ido hasta la India dispuestos a comprar a la niña Rubina Ali. Los profesionales del periódico News of the word se hacían pasar por un matrimonio árabe capaz de poner 200 mil libras encima de la mesa. El papa indio de Rubina se las prometía felices. Iba por fín a rentabilizar un Oscar que de momento, salvo en sueños y en sonoros agasajos, no le había conseguido dar practicamente ni una sola rupia. Ali estaba dispuesto a vender a su hija de nueve años para sacar al resto de su familia de las calles. Bombay es como en Slumdog Millonaire una caja de sorpresas. Los británicos siguen haciéndose cruces con lo que han leido como posesos. Rubina habla con los reporteros con la sonrisa en la boca. El cuarto de baño de su lujoso hotel es mas grande que toda mi casa, les dice. Su tio Rajan ha cerrado los detalles con los supuestos enviados de un sultán de Dubai. Ahora todo será diferente. Todo y para todos. Los chicos del panfleto News of the word han conseguido sumar detalles sorprendentes. Rubina fue seleccionada para su actuación en Slumdog Millonaire entre unos mil quinientos aspirantes. Un mes fue lo que duró su trabajo con el director Danny Boyle. Su salario se multiplicó por miles a lo que se acostumbra a ganar en la India. Llegó a cobrar muchísimo más que las 2 0 3 rupias que gana al mes su querido papa. Nada es suficente cuando se vive en la calle. Hubo que cambiar el paso, comprar teléfonos móviles con los que atender a hipotéticos representantes. Hasta papa tuvo que hacer frente a un mal paso que le cubrió de cemento una de sus piernas. Rubina es la única que parece vivir ajena a la que puede ser su última suerte. Supuestamente, tio Danny (Boyle) le habia dejado el futuro cubierto. Estaba garantizada su educación, pero papa Ali se lo ha jugado a una carta. Ahora o nunca. Hay que vender a Rubina aprovechando el exito que vuela por momentos. Nada ha cambiado. Todo ha vuelto a ser como antes. Todo menos esa linda niña de grandes ojos negros que ríe sin saber la que se le viene encima. La última pregunta sigue en el aire. Por cerca de 200 mil libras, por la friolera de millones de rupias, se puede verder a Rubina Ali quien no hace ni medio año era capaz de pisar el cielo de las estrellas.
martes, 21 de abril de 2009
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