domingo, 5 de abril de 2009

Zapatero no es Obama

Un Océano siempre marca diferencias. Hay distancias, tan notorias como los usos horarios. Hay tambien interpretaciones, seguramente las que provocan idiomas y paisajes. Hay entre España y los Estados Unidos algo tan diferente como dos formas y maneras de afrontar la vida y hasta de contarla. Este domingo, para más señas domingo de ramos, José Luis Rodríguez Zapatero y Barack Obama han escenificado en un apretón de manos algo más que esperanzas. Lo han contado en voz alta, pero aquí y en el otro lado del charco los modos, las formas... hasta la historia ha resultado ser diferente. Obama sale de nuevo en las primeras páginas de los medios españoles. Zapatero sigue siendo el gran ausente entre sus colegas estadounidenses. La crisis, la otan, hasta la alianza de las civilizaciones tienen aquí y allí lecturas diferentes. Las palabras se las lleva el viento, pero en España siempre se ha titulado con palabras y entrecomillados. Estados Unidos hace el análisis desde el imperio. Las preocupaciones, tanto como la ausencia de entrecomillados, forman parte de ese carácter que puede parecer igual resultando siempre diferente. Lástima que con un Océano de diferencias los amigos de verdad sigan contándose en los Estados Unidos con los dedos de una mano. Un pena, penita pena, que una inminente y supuesta crisis de Gobierno en España sea capaz de aguar la fiesta de un presidente convencido por fín de sus sintonías transatlánticas. Los elogios de Obama a Zapatero, la alegría del primero en poder llamarle amigo al segundo llega en foto con interrogante de seguido. El presidente del ejecutivo español tiene que hilar fino. Las filtraciones de unos y de otros ponen el puchero de la crisis tan caliente que algunos pueden incluso quemarse si confunden adjetivos. Mañana será otro día en un país donde cada español tiene su propio manual para hacer lecturas. El gobierno de Zapatero está en minoria y se ve tan capaz o incapaz de hacer amigos dentro como los que ahora hace fuera. El calendario corre en su contra. Esperan las elecciones europeas en un clima de ecatombe económica para el que valen todas las ideas. Entonces, tocan arrebato. Dicen en El Pais que el presidente vuelve de vacaciones. Es mucho decir para quienes se han pasado tirando piedras y millones en estos últimos tiempos. Si su crisis y remodelación es la que vale y cuentan desde hace horas, alguno tendrá que meter en el congelador últimos adjetivos. Eso será la película que sigue. Esperar a saber quien sale ganando y quien sale perdiendo. Si será un juego para la defensa o una salida por exteriores con placaje calculado. Hasta el lunes o martes, quienes supuestamente pagan los platos rotos son los vicepresidentes. Salgado y Chaves son la otra cara de la moneda. La cruz, siempre y por desgracia, es y seguirá siendo la de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que puede y debe regresar a España creyéndose -a pies puntillas y por lo menos- que aquí y allí su estela ha podido hacer camino al andar.

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