Estados Unidos es un país de ideales y de principios. Una joven democracia que ha presumido y presume a los cuatro vientos de airear justicia y libertad. Tan solo dos siglos atrás, los padres fundadores hicieron el milagro de pregonar y reinterpretar las ideas revolucionarias que llegaban de Europa. La Declaración de Independiencia y una Constitución de la que poco hemos querido saber y aprender son sus mejores argumentos. La religión era el otro cuento y la esclavitud el palo que cuestionaba las velocidades de un pais en permenente desarrollo y que siempre se ha multiplicado sin bajar la espada y sin cerrar la cartera. Estados Unidos es una gran nación de naciones que gustariamos decir en España, pero sus diferencias saltan a la vista. La primera es que han sido los de aquí y los de allí quienes han acabado haciendo grande este imperio. Los inmigrantes, los que vienen y los que se quedan haciéndose algunos más estadounidenses que los propios estadounidenses son los que han añadido riqueza a un país en crisis. El éxito y el fracaso del sistema capitalista ahora en juego no está solo en reflotar bancos, negocios y dineros. El exito del sistema en un país llamado Estados Unidos pasa y pasará tambien por las gentes -hombres y mujeres, mujeres y hombres- que han hecho del llamado sueño americano su propio principio de supervivencia. Hay que decirlo claro y alto. La diferencia está en los orígenes y en la forma en la que este país creció abriendo fronteras y ganándose o invitando a quedarse a los mejores. La inmigración ha sido y debe seguir siendo su mejor capital. Los atentados del 11 septiembre del 2001 cambiaron las reglas del juego. Esa es otra de las penosas realidades que seguimos viviendo hasta cuando la administración Obama se multiplica por lanzar una nueva imagen al mundo. Erradicar el miedo pasa por recuperar lo que ocho años han echaco al bául de los recuerdos. Ganarse a quienes ahora se invita a marchar después de hacer en los Estados Unidos master y doctorados. Abrir fronteras y permisos para quienes quieren compartir sueños y esperanzas. La noble y justa aspiración de tanto indocumentado y sin papeles por ser legal en los Estados Unidos es el ingrediente inconfundible para conocer el verdadero transfondo del cambio. Ese otro cambio que está por llegar para más de doce millones de personas que han convertido en patera su particular sueño de ser legales algún día.
sábado, 13 de junio de 2009
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1 comentario:
¡Que llegue el cambio! ¡ Ay, que espinita tiene Obama! ... como tu bien dices, son mas de 12 millones de personas...¡¡¡Que frágil es a veces la memoria!!!
Un beso enorme, maestro.
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