Cada anuncio de la Super Bowl era una historia diferente. Cuatro horas son muchas horas para aguantarlas delante del televisor. El secreto, contar la vida que pasa alrededor a la misma velocidad que pasa la vida. Ingredientes, pocos. Resultados extraordinarios. Clint Eastwood hace el resto, aunque sea solo para sembrar con su colaboración la esperanza con la que ahora vuelven a soñar en el estado de Michigan y en la ciudad del automóvil -Detroit- que tanto sufrió con la crisis que no escampa. Pagar 3.100 millones de dólares por treinta segundos que suele tener un comercial acaba siendo un lujo en dos minutos para la esperanza... Sueños estadounidenses, soñar hasta con el imposible como corresponde.
lunes, 6 de febrero de 2012
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