La sabiduría popular nos enseña a descubrir en otros los secretos que somos incapaces de detectar en nosotros mismo. Está claro que con la ayuda de unas palomitas, la viga en el ojo ajeno saltar a la vista tanto como para hacer que la propia nos pase casi desapercibida. Hay veces, mas en estos últimos tiempos, hay muchas veces que gracias al ojo de la televisión nos ponemos delante de situaciones comprometidas. Ya está, ya lo hemos visto, ya podemos sacar una conclusión. Sea como sea a cientos de miles de kilómetros, la información solo en imágenes nos permite tener voz y voto. Lo he visto con mis propios ojos, qué mejor argumento. Por eso, esta noche, cuando mi hijo dejó encendida la televisión en la cadena Speed no pude salir de mi asombro. El NASCAR es toda una cultura como lo son los toros en mi querida España. Vale, entonces no debe haber problema.
martes, 28 de febrero de 2012
Nascar, sin problema
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