No ganar para disgustos es la nueva racha que vive la Casa Blanca. Los debates a puerta cerrada ya no solo son en el legislativo, alcanzan al ejecutivo de la nacion, y llevan como denominador comun Irak y por extensión la guerra contra el terror. Vicepresidencia, Defensa y Secretaria de Estado siguen discutiendo la suerte de los presos de Guantánamo y lo que ahora se sabe, los que han sido trasladados de forma secreta a ocho carceles en el extranjero, tan lejos algunas como Tailandia, pero tambien en paises democraticos de la Europa del este. Las informaciones de primera pagina son del Washinton Pots y del NYT, noticias diferentes pero complementarias, que insisten en la necesidad de aunar criterios. Necesidad que en el Pentagono han querido traducir en un documento, la directiva 23.10, donde se quiere poner por escrito nuevas normas para el trato e interrrogatorios de prisioneros vinculados con el terrroismo, sin descatar ahora –es el centro de la polemica- el respeto a las convenciones de ginebra y las normas internacionales. El Senado por su parte ha escenificado con una sesion a puerta cerrada, lo nunca visto dessde hace 25 años, el cabreo monumental por el que pasan las relaciones entre demócratas y republicanos… El origen sigue siendo desde hace tres año la guerra de Irak, las explicaciones que no llegan sobre las informaciones manejadas para decidir la invasión y el derrocamiento de Saddam Husseim… Una comision bipartidista –tres senadores republicanos, tres demócratas- trataran de encontrar respuestas en un plazo que acaba en menos de quince dias, el lunes 14 de noviembre, todo un sprint para una eterna maratón.
miércoles, 2 de noviembre de 2005
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