La mano izquierda de Barack Obama ha conseguido hacer ley una promesa electoral que después de un año largo parecía condenada al fracaso. El presidente de los Estados Unidos ha logrado una reforma sanitaria descafeinada que deja de nuevo dividido al país en dos mitades. Esta vez, la primera enseñanza que debería aprender la Casa Blanca es que las leyes en Washington se sacan solo adelante a cara de perro. El bipartidismo es tan radical como necesaria una mano capaz de mecer la cuna. La reforma sanitaria que desde hoy da sus primeros pasos no estará concluida hasta el año 2014. La letra menuda tendrá tiempo de adaptarse a las necesidades presupuestarias. Obama ha firmado con la izquierda pero se ha puesto a rezar para que el empleo crezca y el déficit pueda parar de crecer como ha crecido la desatención sanitaria hasta ser la eterna compañera de más de 35 millones de estadounidenses. La reforma que ahora llega ha sido calificada por casi todos de histórica. Seguro sanitario para todos y por obligación es la receta. Hay quien se atreve a calificarla de esquinazo definitivo a la era Reagan de la que Bush y sus adlateres supieron sacar pingües beneficios. Esta ley será tambien la mejor tarjeta demócrata para este año electoral donde todo puede ser posible. Ahora nadie puede dormirse en los laureles. Esperan tiempos difíciles. Hay lecciones que saltan a la vista. No será solo con esta ley con la que Obama se gane un segundo mandato. Además, Obama no habría sido nadie sin Nancy Pelosi quemándose las pestañas. Ella ha sido la encargada de sacar a los demócratas del atolladero. La primera y -quien sabe si la única- en haber comprendido como funciona Washington en la Colina del Capitolio. Los resultados saltan a la vista. No hay republicano convencido de haber dado a luz nada bueno. Ni un seguro médico de tercera división para los que nada tienen puede levantar la moral de los ofendidos republicanos. Hablar de subir impuestos, abuso de poder, alterar las reglas constitucionales, primar lo federal sobre lo estatal... siempre ha dado buenos resultados. Los cuchillos seguirán en alto para que unos y otros puedan montar sus trincheras particulares en los campos de batalla. La ley federal que aprueba la reforma sanitaria se encontrará mañana con la respuesta airada de algunos fiscales estatales. Nada nuevo bajo el sol, nada que no pueda convertirse en un nuevo duelo electoral este año en el debe renovarse la Cámara de Representates y un tercio del Senado. Así son las cosas, así y las que nos esperan... Descubrir antes que nada la aplicación real de la reforma sanitaria. Esperar, esperar a que la ley que obliga a tener seguro y pagárselo a 35 millones de ciudadanos no tenga que acabar siendo votada en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.
martes, 23 de marzo de 2010
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