Escuchar, ver o leer noticias en España ha terminado conviertiéndose en un ejercicio de alta inocencia. Noticias siempre hay para todos los gustos, pero cuando tocan al bolsillo, los estados de ánimo se hacen diferentes. La inocencia no deja de ser una condición, pues no es lo mismo recibir las noticias con inocencia que ser un inocente al que le dan a diario inocentadas. Inocencia es algo más. Inocencia es todo lo contrario de vivir rodeados de mala leche. Justificaciones hay muchas, aunque siempre sea el colmillo retorcido y la voz de la supuesta experiencia las que terminan llevándose la palma. Hoy toca economía y por fiarnos no nos fiamos ni de la mano que mece la cuna. Llegó la hora de sentarse a la mesa para buscar dolorosas soluciones. Dolor, sudor y lágrimas... El gobierno, la patronal, los sindicatos, las fuerzas políticas y el vecino del quinto se ponen manos a la obra. La inocencia está servida en vaso largo. Hay tres folios. Documento de la comisión anticrisis encima de la mesa, pero por debajo, está un país que echa chispas. Y detrás, lo que siempre nos ha traído por el camino de la amargura. No hay Dios que sea capaz de ponerle el cascabel al gato. Si habla el gobierno, le responde la oposición. Si habla el empresario le pavonea el sindicalista. Si levanta la voz el ciudadano le hacen callar en nombre de sus representantes. El problema, sencillo. Primero empieza tú, que después yo te sigo. La única ventaja es que las crisis y la Economía han sido hasta ahora como los chicles. A veces, después de mucho masticarlos, terminan convirtiéndose en globos dispuestos a explotarte en las narices. No pasa nada. Masticas, hinchas y vuelves a empezar. Lo peor es tener que ir a la tienda a buscar otro de repuesto. ¿Habrá tambien paises de repuesto?
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