martes, 2 de febrero de 2010

Ferrán Adriá y Bill Gates

Fue en Washington DC y en la Universidad de Georgetown donde escuché a un viejo socialista decir que Bill Gates solo podía exitir y haber nacido en los Estados Unidos. Si Bill Gates hubiese sido un español -añadía- toda su ciencia y sus millones hubiesen quedado en la cuneta. El viejo socialista se llamaba Felipe González. Su confesión llegaba después de explicar a la concurrencia el nacimiento de la Unión Europea. No, no era una andanada contra nadie. O si lo era, era una andanada contra todos. Felipe González estaba convencido que Bill Gates no habría sido nada ni nadie no solo en España sino tambien en esa entelequia que ahora presidimos y que llamamos Europa. Durante años, los políticos europeos con los que trabajaba Felipe González estuvieron deseosos de llegar a descubrir el principio de las diferencias que exitían entre los ciudadanos de uno y de otro lado del océano. Felipe González desgranaba secretos a voces en la universidad jesuítica de Georgetown sin acabar de cerrar el círculo de sus argumentos. Al final, llegó la solución. Felipe Gonzalez contó lo de Bill Gates como el mejor ejemplo de lo que nos hace diferentes. Europa y España son grandes aficionadas a poner puertas y leyes por donde solo debiera correr el aire libre. Así nos luce el pelo. Claro que no es solo de hoy, sino que ha sido de siempre. Incluso desde cuando Felipe González y los socialistas empezaban a modernizar el sur de Europa al que hemos quedado relegados por los mapas. La regla ha sido siempre la misma. Hay que tirar a dar y si es posible hay que partirle la crisma al primero que asoma la cabeza. Estos días he seguido el debate que los medios de comunicación han propiciado con la ayuda de mi buen amigo Ferrán Adriá. Misión cumplida. La Red echa humo y hasta en el mundo mundial son capaces de llegar a titulares tan sustanciosos como el colgado en un periódico mexicano que reza algo parecido a que Ferrán Adria se come en Bruselas a los ministros Zapatero. Está claro, Ferrán es más famoso que todos ellos y provoca más espacios en negrita y en la prensa internacional que cualquier desdicha española. Así nos luce el pelo, aunque sea en casa y los de casa los que necesiten hacer verdad el cainismo nacional. Va por ustedes, esto es lo que escriben en su turno de opiniones los lectores escribientes de ABC.com Es el nuevo periodismo, como fue la radio que debían hacer los oyentes y no los responsables de los programas. Escriben los que saben, los que tienen ideas propias y quieren que El Bulli acabe regentado por Cáritas al tiempo que Ferrán Adriá se aparca en el limbo de los idiotas. Los que hablan más alto y pueden elegir, los que dicen preferir una fabada a una espuma sin que nadie les haya dicho lo contrario. Los que están siempre en posesión de la verdad, los que más murmuran y los primeros en creerse diferentes. Los que siempre se sienten engañados cuando tienen que pagar una factura. Los últimos en sacar la cartera esperando que alguien les diga que ya están invitados. Los que confunden la velocidad con el tocino, los que salvarían de nuevo a España con verdades de supermercado. Así repetimos la historia. Mañana semejantes ideólogos acabarán siendo presidentes de gobierno, ministros, sindicalistas o líderes de la oposición. Y sino son capaces de hacer carrera, siempre pueden seguir en la brecha y ganarse el puesto de editorialistas en los medios de comunicación social o el de sagaces comentaristas en las tertulias de radio y televisión.

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