Los anos 70 del pasado siglo cambiaron para siempre la historia de Alaska. Ese territorio helado del que muchos ciudadanos ni quieren saber nada, el noroeste mas lejano en el que ponen frontera los Estados Unidos se convirtia desde 1968 en obligado punto de referencia. Oro negro, petroleo, en la Bahia de Prudhoe. El descubrimiento abria una ruta insospechada en lo que a la fuerza sigue siendo un santuario natural protegido por los hielos. El circulo artico esta a nuestro alcance. Hemos llegado a ponernos tan cerca /solo 190 kilomentros/ que todavia ahora hacemos numeros para poder hacer realidad nuestros suenos. El viaje es tan dificil como hacer llegar a traves de un oleoducto de 1280 kilometros ese oro que desde las estaciones petroliferas de Prudohe llega crudo hasta los grifos abiertos en el puerto de la costera ciudad de Valdez. El milagro es una de esas obras de ingenieria en la que la gran potencia pone el resto y deja correr sin limite la maquina de hacer dolares. Tres anos tardaron en ingeniarselas para que desde el 29 de abril del 1974 hasta el 1 de agosto de 1977 la mano del hombre y un tubo por el que corren un millon de barrilles diarios llegara a dilapidar 8 mil millones de dolares. Un consorcio de empresas, escondidas bajo la denominacion de Alyeska Pipeline, se frota ahora las manos cada vez que la OPEP pone un poco mas caro ese petroleo que en los Estados Unidos hace tiempo que ha empezado a quitar el sueno. La magia de Alaska es que gracias a ese oleoducto que recorre el estado de norte a sur las angustias son menos. Mas de 70 mil trabajadores son los encargados de vigilar y vivir a diario el encargo d que el mana de Prudohe llegue a destino. Hasta la fecha han sido 15 mil millones de barriles de petroleo los que han hecho un viaje sin vuelta. Petroleo que tan pronto viaja por un zigzagueante tubo helado al que dan calor mas tierras heladas o ponen todavia mas en el congelador alturas milagrosas. El llamado Trans-Alaska Pipeline fue construido a prueba de casi todo. Cada 80-160 kilometros una estacion de bombeo recuerda al crudo que tiene que seguir viaje sin dar muestras de cansancio. Por dentro no dejaran que los hielos (57 gradops bajo cero) ni los calores (63 grados centigrados) modifiquen un viaje millonario. Los tecnicos han calculado que lo mejor del oleoducto es garantizar la distracion permanente. A veces los tubos vuelan, se entierran hasta profundidades que oscilan entre los 2,5 y los 5 metros, pero en muchas ocasiones /cerca de Fairbanks, por ejemplo/ para la mirada del hombre se exhiben a ras del suelo como reclamo de recuerdo y parada obligada del viajero. No hay mas que menos cueste, aunque los secretos, como los millones, siguen viajando por dentro.
domingo, 13 de julio de 2008
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