Oro es la respuesta. Oro ha sido la razón de una buena parte de la colonización de Alaska. Oro es lo que arrancaron de las entrañas de la tierra los mineros de la Independence. La mina dejó de funcionar en los años cuarenta del siglo pasado. Se acabaron los sueños. Los mineros de la Independence o los señores de la mina renunciaron a hacerse de oro. Quedan ahora las reliquias de aquel tiempo pasado. Los fantasmas de historias vividas y no contadas. La Mina Independence ha muerto para siempre dejando para el viajero las cuentas de la abuela. Fueron mas de 35 mil onzas de oro y algo asi como 18 millones de dólares a precio de hoy los que se encontraron en los túneles de Granite Mountain perforados por la mano del hombre con la ayuda de máquinas a vapor que se muestran orgullososas entre los muchos escombros. Un parque estatal que regenta el gobierno de Alaska es el encargado de multiplicar a los cuatro vientos lo que en este país fue la fiebre del oro. Aquí, en el limite de toda frontera, los hielos y las nieves hicieron más difícil una aventura que ahora sirve tambien de reclamo turístico. Desde Homer hasta Fairbancks, pasando por Seward o Anchorage, el Oro de Alaska puede hoy buscarse por niños y mayores que se quedan en una visita a sedes y minas como El Dorado para no intentar llegar a ese corazón de las historias que fue la visita entre brumas y siempre pasada por agua de Independence Mine.
miércoles, 23 de julio de 2008
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