Alaska se vende en los Estados Unidos como la ultima frontera. El estado de mayor extension del pais y por anadidura uno de los menos poblados esta lejos de casi todas partes. El viaje desde la costa este, desde la capital Washington DC, puede antojarse eterno si ademas se hace casi como continuacion de una obligada visita familiar a Espana. El regalo se llama American Airlines y ofrece la posibilidad de quemar las millas acumuladas en los ultimos anos. Es una formula muy utilizada en este pais. Un dolar gastado en la tarjeta de credito es una milla con la compania que se indique por anticipado. Por fortuna, la eleccion fue acertada. Las companias aereas estadounidenes no estan para tirar cohetes, pero American ha podido devolvernos la promesa regalandonos los billetes de ida y vuelta hasta la ciudad de Anchorage en el corazon de Alaska. Llegabamos a media tarde. Salimos del National Reagan y en tres horas nos plantabamos en el aeropuerto internacional de Dallas (TX). Seis horas y cuarto mas tarde aterrizabamos viendo nieve y rozando una aguas que se imaginan heladas y en las que ningun atrevido practica la vela o deporte acuatico. Estamos en Anchorage de paso pero haciendo tiempo. Recuperando fisico o acomodandonos a lo que son cuatro horas de diferencia con Washington y diez con un Leon o Barcelona, donde hemos vuelto a dejar a la familia convencida de nuestro pronto regreso. Estas vacaciones prometen ser especiales. No las desaprovecharemos porque han empezado con el sabor que anuncia el posible comienzo de una nueva vida. Mas vale desde aqui sonar en futuro que recordar los pasados, aunque la Historia siempe puede recordarnos que en algun tiempo no tan lejano estas tierras solo valian para venderse.
domingo, 6 de julio de 2008
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