La última noche el presidente de
los Estados Unidos durmió en Chicago recordando la historia de un beso. Atrás
habia dejado la Casa Blanca, solo era una visita relámpago, pero la casualidad
hizo que al presidente pudieran salirle los colores. Barack Obama había sido agasajado calurosamente
por sus invitados. Tanto que sobre el
cuello de su impóluta y almidonada camisa blanca la marca de unos labios de
color carmín provocaban el comentario y la atención de todos sus
huespedes. El presidente cogió el toro
por lo cuernos y fue el primero en amplificar el desliz. ¨No he sido yo –dijo con cara de
circuntancias entre las risas de todos los presentes- Fue Jessica Sánchez, la tía de Jessica la que hizo esto que ahora
todos ustedes miran. Quiero testigos. No vaya ser que Michelle se enfade y las
tome conmigo¨. Barack Obama durmió en Chicago la pasada noche, pero hoy ya ha
vuelto a la Casa Blanca donde el beso y
el lápiz de labios en en el cuello de su camisa han pasado ya por lavanderia dejando
solo el recuerdo de una historia.
jueves, 30 de mayo de 2013
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